29
Ene

Desde la aparición de los fantasmas de una recesión económica la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) y el Banco Central Europeo (BCE) han adoptado posturas contrapuestas frente a las turbulencias e incertidumbre que se han adueñado de la economía mundial. Una asimetría que denota dos estrategias monetarias diferentes: la continental (el bloque europeo) y la anglosajona (principalmente EEUU, Canadá e Inglaterra).

Las diferencias de estrategia son claras: la FED decidió el martes pasado bajar tres cuartos de punto el tipo de interés, dejándolo en el 3,5%, mientras que al día siguiente el BCE manifestaba, por boca de su presidente, su intención de no alterarlo, manteniéndolo en el 4%. Como es natural, esta disparidad posiblemente generará una apreciación del euro frente al dólar.


¿Por qué hay diferencias entre la FED y el BCE? 1) Probablemente, porque la situación a ambas orillas del Atlántico no es semejante. Efectivamente si analizamos la situación de ambas economías, la estadounidense está claro que padece una crisis bancaria notable. Aunque falta por conocer algunos datos, parece que hay más entidades americanas que europeas que poseen un elevado volumen de créditos impagados. En términos macroeconómicos, crece por días la probabilidad de que Estados Unidos entre en recesión, mientras que Europa presume que no va a sufrir más que una ralentización de sus tasas de crecimiento, sin crecimiento negativo, al menos en el 2008.

2) Además, es preciso considerar también que la misión atribuida a la FED es distinta a la del BCE. Tanto en EEUU como en Inglaterra los bancos centrales muestran su preocupación ante un crecimiento vacilante, el aumento del paro y la delicada situación de un sistema bancario perturbado por la crisis inmobiliaria. El BCE, sin embargo, sigue insistiendo en que su problema es la inflación. Todo se resume en una cuestión de prioridades. Del lado estadounidense, la FED tiene asignada la doble misión de velar por la estabilidad de precios y asegurar el crecimiento económico (mostrando más preocupación por éste último) a lo que se añade una relación clara con el Gobierno federal, en particular en las áreas responsables de política económica. En cambio, el BCE tiene como única misión, tutelar la estabilidad de precios con el objetivo de anclar sólidamente las expectativas de inflación para evitar una mayor volatilidad en mercados ya altamente volátiles.

No parece que, por ahora, el BCE siga los pasos de la FED.

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