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    [post_content] => En la Cumbre Iberoamericana, que termina hoy en Santiago de Chile, se ha criticado el papel de las empresas españolas en Venezuela y Argentina, se ha discutido sobre el conflicto entre Argentina y Uruguay a causa de una fábrica de celulosa, se ha atacado al imperialismo americano, se ha tratado de la Cohesión Social en América Latina y de la necesidad de reformas fiscales, del mercado de trabajo y del sistema de pensiones y la sanidad. Pero, aunque no ha habido manifestaciones al respecto, no me extrañaría que la enfermedad holandesa haya planeado sobre la cumbre como algo, que en estos momentos, debe preocupar a los Jefes de Estado y de Gobierno de los 22 países iberoamericanos.


La enfermedad holandesa ( mal holandés ) está de actualidad, en América Latina, Portugal y España porque la apreciación de muchas monedas latinoamericanas y también del euro está provocando pérdidas de competitividad en los países de la Comunidad Iberoamericana. Efectivamente tal como ha señalado la CEPAL, durante 2006, el tipo de cambio del conjunto de los países de América Latina no sólo se ha apreciado mucho con respecto al dólar sino que también se ha apreciado alrededor de un 3%, en promedio, respecto del resto del mundo. América del Sur registró una apreciación mayor que el promedio regional: 4,6%durante 2006. En el 2007 se ha observado una prolongación de este proceso de apreciación cambiaria en la región, del que ya hemos dado cuenta en este blog de economía. En especial, llama la atención la acentuación de la apreciación del tipo de cambio real en Brasil, Chile y Colombia.

La fuerte entrada de divisas provocada por la mejora en las exportaciones latinoamericanas junto con el aumento de las remesas de emigrantes explica la apreciación de los tipos de cambio de la región. Esta situación, viene definida por la literatura económica como la enfermedad holandesa ( mal holandés )que se caracteriza por desanimar las exportaciones aumentar las importaciones y restringir así el crecimiento económico. Además el exceso de oferta de divisas en el mercado cambiario ha obligado a algunos bancos centrales latinoamericanos a comprar divisas (demanda de divisas) para evitar una apreciación mayor del tipo de cambio y con ello evitar la enfermedad holandesa( mal holandés ). Pero la compra de divisas por parte de un banco central tiene como contrapartida un aumento de la cantidad de dinero en la economía y como consecuencia tensiones inflacionistas. Para evitar la inflación generada por ese aumento de la expansión monetaria los bancos centrales deben subir los tipos de interés. Así el banco central de Brasil ha comprado divisas para sostener la cotización del real y evitar así una mayor apreciación del real, pagando un alto coste en términos de elevados tipos de interés.  Algo similar ha ocurrido en Colombia.

Como ha señalado la CEPAL esta situación se está agravando en la actualidad ya que los problemas de inflación se están agudizando, entre otros motivos, por el aumento del precio del petróleo y de los alimentos. Los bancos centrales deben subir los tipos de interés ya que de no hacerlo dejarían sin dar respuesta al problema de la aceleración de la inflación. Pero tipos de interés más altos provocan más entradas de divisas más apreciación de los tipos de cambio y más enfermedad holandesa ( mal holandés ). Pero la enfermedad holandesa se puede curar.  La solución al problema pasa necesariamente por una política fiscal más restrictiva o contracíclica en América Latina que por un lado permita bajar los tipos de interés al relajar el mercado de crédito (efecto crowding-in)  y por otra restrinja la demanda agregada y, por tanto, las tensiones inflacionistas. Una política fiscal mas contractiva pasa necesariamente por un aumento de la recaudación fiscal y, por tanto por una reforma fiscal que obtenga más ingresos para el Estado. Como consecuencia  de esta política fiscal ortodoxa los tipos de interés tenderán a la baja y los tipos de cambio se apreciarán menos curándose al menos en parte la enfermedad holandesa ( mal holandés ).



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10
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La enfermedad holandesa ( mal holandés ) está de actualidad, en América Latina, Portugal y España porque la apreciación de muchas monedas latinoamericanas y también del euro está provocando pérdidas de competitividad en los países de la Comunidad Iberoamericana. Efectivamente tal como ha señalado la CEPAL, durante 2006, el tipo de cambio del conjunto de los países de América Latina no sólo se ha apreciado mucho con respecto al dólar sino que también se ha apreciado alrededor de un 3%, en promedio, respecto del resto del mundo. América del Sur registró una apreciación mayor que el promedio regional: 4,6%durante 2006. En el 2007 se ha observado una prolongación de este proceso de apreciación cambiaria en la región, del que ya hemos dado cuenta en este blog de economía. En especial, llama la atención la acentuación de la apreciación del tipo de cambio real en Brasil, Chile y Colombia.

La fuerte entrada de divisas provocada por la mejora en las exportaciones latinoamericanas junto con el aumento de las remesas de emigrantes explica la apreciación de los tipos de cambio de la región. Esta situación, viene definida por la literatura económica como la enfermedad holandesa ( mal holandés )que se caracteriza por desanimar las exportaciones aumentar las importaciones y restringir así el crecimiento económico. Además el exceso de oferta de divisas en el mercado cambiario ha obligado a algunos bancos centrales latinoamericanos a comprar divisas (demanda de divisas) para evitar una apreciación mayor del tipo de cambio y con ello evitar la enfermedad holandesa( mal holandés ). Pero la compra de divisas por parte de un banco central tiene como contrapartida un aumento de la cantidad de dinero en la economía y como consecuencia tensiones inflacionistas. Para evitar la inflación generada por ese aumento de la expansión monetaria los bancos centrales deben subir los tipos de interés. Así el banco central de Brasil ha comprado divisas para sostener la cotización del real y evitar así una mayor apreciación del real, pagando un alto coste en términos de elevados tipos de interés.  Algo similar ha ocurrido en Colombia.

Como ha señalado la CEPAL esta situación se está agravando en la actualidad ya que los problemas de inflación se están agudizando, entre otros motivos, por el aumento del precio del petróleo y de los alimentos. Los bancos centrales deben subir los tipos de interés ya que de no hacerlo dejarían sin dar respuesta al problema de la aceleración de la inflación. Pero tipos de interés más altos provocan más entradas de divisas más apreciación de los tipos de cambio y más enfermedad holandesa ( mal holandés ). Pero la enfermedad holandesa se puede curar.  La solución al problema pasa necesariamente por una política fiscal más restrictiva o contracíclica en América Latina que por un lado permita bajar los tipos de interés al relajar el mercado de crédito (efecto crowding-in)  y por otra restrinja la demanda agregada y, por tanto, las tensiones inflacionistas. Una política fiscal mas contractiva pasa necesariamente por un aumento de la recaudación fiscal y, por tanto por una reforma fiscal que obtenga más ingresos para el Estado. Como consecuencia  de esta política fiscal ortodoxa los tipos de interés tenderán a la baja y los tipos de cambio se apreciarán menos curándose al menos en parte la enfermedad holandesa ( mal holandés ).



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La enfermedad holandesa ( mal holandés ) está de actualidad, en América Latina, Portugal y España porque la apreciación de muchas monedas latinoamericanas y también del euro está provocando pérdidas de competitividad en los países de la Comunidad Iberoamericana. Efectivamente tal como ha señalado la CEPAL, durante 2006, el tipo de cambio del conjunto de los países de América Latina no sólo se ha apreciado mucho con respecto al dólar sino que también se ha apreciado alrededor de un 3%, en promedio, respecto del resto del mundo. América del Sur registró una apreciación mayor que el promedio regional: 4,6%durante 2006. En el 2007 se ha observado una prolongación de este proceso de apreciación cambiaria en la región, del que ya hemos dado cuenta en este blog de economía. En especial, llama la atención la acentuación de la apreciación del tipo de cambio real en Brasil, Chile y Colombia.

La fuerte entrada de divisas provocada por la mejora en las exportaciones latinoamericanas junto con el aumento de las remesas de emigrantes explica la apreciación de los tipos de cambio de la región. Esta situación, viene definida por la literatura económica como la enfermedad holandesa ( mal holandés )que se caracteriza por desanimar las exportaciones aumentar las importaciones y restringir así el crecimiento económico. Además el exceso de oferta de divisas en el mercado cambiario ha obligado a algunos bancos centrales latinoamericanos a comprar divisas (demanda de divisas) para evitar una apreciación mayor del tipo de cambio y con ello evitar la enfermedad holandesa( mal holandés ). Pero la compra de divisas por parte de un banco central tiene como contrapartida un aumento de la cantidad de dinero en la economía y como consecuencia tensiones inflacionistas. Para evitar la inflación generada por ese aumento de la expansión monetaria los bancos centrales deben subir los tipos de interés. Así el banco central de Brasil ha comprado divisas para sostener la cotización del real y evitar así una mayor apreciación del real, pagando un alto coste en términos de elevados tipos de interés. Algo similar ha ocurrido en Colombia.

Como ha señalado la CEPAL esta situación se está agravando en la actualidad ya que los problemas de inflación se están agudizando, entre otros motivos, por el aumento del precio del petróleo y de los alimentos. Los bancos centrales deben subir los tipos de interés ya que de no hacerlo dejarían sin dar respuesta al problema de la aceleración de la inflación. Pero tipos de interés más altos provocan más entradas de divisas más apreciación de los tipos de cambio y más enfermedad holandesa ( mal holandés ). Pero la enfermedad holandesa se puede curar. La solución al problema pasa necesariamente por una política fiscal más restrictiva o contracíclica en América Latina que por un lado permita bajar los tipos de interés al relajar el mercado de crédito (efecto crowding-in) y por otra restrinja la demanda agregada y, por tanto, las tensiones inflacionistas. Una política fiscal mas contractiva pasa necesariamente por un aumento de la recaudación fiscal y, por tanto por una reforma fiscal que obtenga más ingresos para el Estado. Como consecuencia de esta política fiscal ortodoxa los tipos de interés tenderán a la baja y los tipos de cambio se apreciarán menos curándose al menos en parte la enfermedad holandesa ( mal holandés ).

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