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    [post_content] => Desde el período de entreguerras en algunos casos y, particularmente, desde el final de la segunda guerra mundial, las democracias avanzadas han recurrido con relativa frecuencia al establecimiento de pactos sociales de carácter corporativo, es decir, acuerdos laborales y fiscales firmados entre sindicatos, patronales y gobierno, con el objetivo de conciliar la estabilidad de precios, el pleno empleo y el crecimiento económico.

Aplicando esta experiencia histórica de los países de la OCDE ¿Es posible establecer pactos sociales entre los agentes económicos y el gobierno en América Latina? Hasta ahora y debido a la estructura del mercado de trabajo y al sistema de representación sindical en América Latina la posibilidad de establecer y mantener pactos sociales es extremadamente reducida. Sin embargo, América Latina necesita completar su transformación iniciada en las dos últimas dos décadas de pasar de una economía proteccionista, controlada por el estado y de sustitución de importaciones a una economía abierta, competitiva y capaz de redistribuir la renta entre su población.  Esta transformación puede venir ayudada por el establecimiento de pactos sociales entre los agentes económicos más representativos y el gobierno de cada país.


El momento no puede ser mejor. La situación económica de América Latina pasa por un período muy favorable que permite afrontar las reformas necesarias para mejor distribuir la renta. Efectivamente, todos los países de la región han crecido sin pausa desde el año 2003. Para este año 2007 se  espera una tasa de crecimiento del PIB del orden del 5% y para 2008 de alrededor del 4,5%. Si estos pronósticos se confirman, se trataría del período de mayor crecimiento económico (y el más prolongado) desde 1980.

La 17 Cumbre Iberoamericana que tendrá lugar la semana que viene (8, 9 y 10 de noviembre) en Santiago de Chile tiene la oportunidad de diseñar estos pactos estables para lograr las reformas necesarias que necesitan los países de la Región. Este año en la cumbre se tratará fundamentalmente de las políticas para conseguir una mayor Cohesión Social en América Latina. Se estudiarán, por tanto, aspectos tan importantes como las reformas fiscales en la región, las reformas educativas, las reformas laborales y del mercado de trabajo y el sistema de pensiones y la sanidad. Los pactos son necesarios para que estas reformas sean profundas y duraderas. ¿Son posibles estos pactos? ¿Cuáles serían las consecuencias económicas y sociales que se derivarían de dichos acuerdos en América Latina? ¿Constituyen estos pactos una posible vía para superar la situación de estancamiento social en que se halla sumida buena parte de ese continente?



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Aplicando esta experiencia histórica de los países de la OCDE ¿Es posible establecer pactos sociales entre los agentes económicos y el gobierno en América Latina? Hasta ahora y debido a la estructura del mercado de trabajo y al sistema de representación sindical en América Latina la posibilidad de establecer y mantener pactos sociales es extremadamente reducida. Sin embargo, América Latina necesita completar su transformación iniciada en las dos últimas dos décadas de pasar de una economía proteccionista, controlada por el estado y de sustitución de importaciones a una economía abierta, competitiva y capaz de redistribuir la renta entre su población.  Esta transformación puede venir ayudada por el establecimiento de pactos sociales entre los agentes económicos más representativos y el gobierno de cada país.


El momento no puede ser mejor. La situación económica de América Latina pasa por un período muy favorable que permite afrontar las reformas necesarias para mejor distribuir la renta. Efectivamente, todos los países de la región han crecido sin pausa desde el año 2003. Para este año 2007 se  espera una tasa de crecimiento del PIB del orden del 5% y para 2008 de alrededor del 4,5%. Si estos pronósticos se confirman, se trataría del período de mayor crecimiento económico (y el más prolongado) desde 1980.

La 17 Cumbre Iberoamericana que tendrá lugar la semana que viene (8, 9 y 10 de noviembre) en Santiago de Chile tiene la oportunidad de diseñar estos pactos estables para lograr las reformas necesarias que necesitan los países de la Región. Este año en la cumbre se tratará fundamentalmente de las políticas para conseguir una mayor Cohesión Social en América Latina. Se estudiarán, por tanto, aspectos tan importantes como las reformas fiscales en la región, las reformas educativas, las reformas laborales y del mercado de trabajo y el sistema de pensiones y la sanidad. Los pactos son necesarios para que estas reformas sean profundas y duraderas. ¿Son posibles estos pactos? ¿Cuáles serían las consecuencias económicas y sociales que se derivarían de dichos acuerdos en América Latina? ¿Constituyen estos pactos una posible vía para superar la situación de estancamiento social en que se halla sumida buena parte de ese continente?



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Aplicando esta experiencia histórica de los países de la OCDE ¿Es posible establecer pactos sociales entre los agentes económicos y el gobierno en América Latina? Hasta ahora y debido a la estructura del mercado de trabajo y al sistema de representación sindical en América Latina la posibilidad de establecer y mantener pactos sociales es extremadamente reducida. Sin embargo, América Latina necesita completar su transformación iniciada en las dos últimas dos décadas de pasar de una economía proteccionista, controlada por el estado y de sustitución de importaciones a una economía abierta, competitiva y capaz de redistribuir la renta entre su población. Esta transformación puede venir ayudada por el establecimiento de pactos sociales entre los agentes económicos más representativos y el gobierno de cada país.


El momento no puede ser mejor. La situación económica de América Latina pasa por un período muy favorable que permite afrontar las reformas necesarias para mejor distribuir la renta. Efectivamente, todos los países de la región han crecido sin pausa desde el año 2003. Para este año 2007 se espera una tasa de crecimiento del PIB del orden del 5% y para 2008 de alrededor del 4,5%. Si estos pronósticos se confirman, se trataría del período de mayor crecimiento económico (y el más prolongado) desde 1980.

La 17 Cumbre Iberoamericana que tendrá lugar la semana que viene (8, 9 y 10 de noviembre) en Santiago de Chile tiene la oportunidad de diseñar estos pactos estables para lograr las reformas necesarias que necesitan los países de la Región. Este año en la cumbre se tratará fundamentalmente de las políticas para conseguir una mayor Cohesión Social en América Latina. Se estudiarán, por tanto, aspectos tan importantes como las reformas fiscales en la región, las reformas educativas, las reformas laborales y del mercado de trabajo y el sistema de pensiones y la sanidad. Los pactos son necesarios para que estas reformas sean profundas y duraderas. ¿Son posibles estos pactos? ¿Cuáles serían las consecuencias económicas y sociales que se derivarían de dichos acuerdos en América Latina? ¿Constituyen estos pactos una posible vía para superar la situación de estancamiento social en que se halla sumida buena parte de ese continente?

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