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Ago

Tensiones inflacionistas en China

Escrito el 1 agosto 2007 por JUAN CARLOS MARTINEZ en China, Economía Mundial

En los últimos meses, venimos asistiendo a un preocupante aumento de los índices de inflación en China. En junio, la tasa interanual se situó en el 4,4%, cuando el objetivo fijado para este año es del 3%. Aunque no parece mucho, la inflación en China se venía sorprendentemente manteniendo por debajo del 2% en los últimos años, a pesar que la economía crecía al10%.

¿Por qué se están elevando ahora los precios en China? Pues son varias las razones: en primer lugar, porque el alto ritmo de crecimiento económico se está incrementado aún más; en este primer semestre ha alcanzado el 11,5% y la inversión en activos fijos ha crecido a tasas cercanas al 30%. En segundo lugar, el gigantesco superávit por cuenta corriente y los flujos de inversión directa que recibe el país, están generando un elevado volumen de liquidez. En tercer lugar, a pesar de que la mano de obra barata es cuasi infinita y sigue siendo muy barata, hay escasez de cuadros medios, lo que provoca un encarecimiento de la mano de obra cualificada. Por último, no olvidemos que la propia demanda china, ha situado los precios de las materias primas, petróleo incluido, en máximos históricos.


Las medidas que el gobierno chino está tomando para atajar la subida de los precios son diversas. Por un lado, ha dado instrucciones a las autoridades provinciales y locales para que no incrementen los precios de los bienes cuyas tarifas están controladas, como los combustibles, el agua o el transporte público. Y en el ámbito estrictamente monetario, y con el fin de desacelerar el crecimiento del crédito, ha elevado el coeficiente de caja del 11,5% al 12% y ha subido los tipos de interés por tercera vez en lo que va de año, hasta situarlos en tasas cercanas al 7%. Además se han incrementado las emisiones de bonos para restar liquidez al mercado.

¿Darán resultados estas medidas? Pues es difícil de saber, sobre todo si la economía sigue acelerándose, pero está claro que las autoridades chinas no quieren que se descontrolen los precios. Primero, porque puede afectar a la competitividad de sus manufacturas y segundo, porque produce malestar social. Baste como ejemplo, las protestas que vienen produciendo en las últimas semanas por el incremento del 20% del precio de los tallarines, un alimento básico para gran parte de la población.

Hasta ahora la inflación a nivel mundial ha estado muy controlada, a pesar de de la bonanza económica de la que disfruta la economía mundial desde 2004, de que el precio del petróleo y de otras materias primas está en máximos y de la elevada liquidez existente en todo el planeta. En ello han tenido mucho que ver las acertadas políticas monetarias que han seguido los Bancos Centrales, las mejoras en la productividad y la deflación exportada por China y otras economías del sudeste asiático al calor de la globalización. Es decir, la elevación de los costes de producción causados por el incremento de los precios de las materias primas, se ha visto compensado en parte por la disminución del precio de muchas manufacturas fabricadas en economías emergentes. Un buen ejemplo es la ropa o manufacturas tecnológicas como televisores, ordenadores, electrodomésticos….

Pero si en la gran fábrica mundial que se ha convertido el gigante asiático, se empiezan a elevar los precios debido al sobrecalentamiento económico, puede que se tambalee uno de los pilares que ha sostenido el crecimiento mundial en la última década. No en vano, China ya aporta a este crecimiento mundial, más que Estados Unidos.

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