Durante este año y el siguiente se conmemora el Quinto Centenario del nacimiento del navegante guipuzcoano Andrés de Urdaneta. Con motivo de ello, el Ayuntamiento de Ordicia, su villa natal, ha organizado una serie de actos conmemorativos sobre su figura. ¿Y quién era Andrés de Urdaneta y porque nos referimos a él en este blog de economía? Vayamos por partes.
Andrés de Urdaneta fue un navegante, cosmógrafo y descubridor español nacido a finales de 1507 o principios de 1508 en Villafranca (nombre que entonces tenía la actual Ordicia, Guipúzcoa). De familia acomodada y con una esmerada formación, participó siendo muy joven en la expedición que, bajo el mando de Jofré de Loaysa, salió de La Coruña en 1525 para tomar posesión de las islas de las especias (el actual archipiélago de las Molucas). La expedición fracasó y Urdaneta permaneció atrapado en las Molucas, donde se familiarizó con los vientos y corrientes del Pacífico, hasta que pudo regresar a España en 1536. Tras una breve estancia en la península, se volvió a embarcar hacia Nueva España (el actual México), donde participó en distintas expediciones y exploraciones. En 1553, cuando ya contaba con 45 años de edad, profesó como agustino y se retiró a un convento novohispano. De allí saldría en 1564, por orden de Felipe II, para guiar como responsable náutico la expedición de Legazpi, que pretendía tomar posesión de las islas Filipinas y encontrar una ruta de regreso de éstas a Nueva España. Y fue este último hecho, el que haría que Urdaneta pasase a la historia, pues hasta entonces se podía cruzar el Pacífico hacia el oeste, pero no en sentido contrario.
Tras arribar a Filipinas en 1565, y mientras Legazpi organizaba la conquista del territorio, se dispuso la partida de un galeón hacia Nueva España para dar cumplimento a las órdenes del Rey. El tráfico entre Asia y América comenzó el 1 de junio de 1565, cuando el galeón San Pedro salió desde el archipiélago filipino hacia Nuevo México, contando con Andrés de Urdaneta como piloto mayor. Urdaneta ordenó dirigirse hacia el noreste hasta alcanzar los 39º grados, latitud en la que encontró la corriente del Kuro Shivo que le llevaría hasta las costas de California, a las que llegó a mediados de septiembre. Desde allí fue costeando el continente hasta que atracó en el puerto de Acapulco en octubre, tras algo más de cuatro meses de navegación y más de 7.000 millas de recorrido. Después de cinco intentos anteriores que terminaron en fracaso, Urdaneta había conseguido por primera vez realizar el tornaviaje, la ruta marítima que conectaba Asia con América. Este descubrimiento posibilitó la presencia española de carácter estable en Asia, y dio inició a una ruta comercial conocida como el Galeón de Manila o la Nao de la China que enlazó Asia y América hasta 1815, cuando con motivo de la independencia de México, se interrumpieron los viajes del galeón. Durante 250 años, los galeones transportaron entre Manila y Acapulco, toda clase de manufacturas asiáticas, muchas de las cuales, tras ser embarcadas de nuevo en Veracruz, llegaron a España y a Europa. En sentido contrario, llevaron a Manila productos novohispanos. Pero sobre esto, y sobre las implicaciones actuales del tráfico comercial entre Asia y Latinoamérica, escribiré la semana que viene.
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