Según la Encuesta de Población Activa (EPA), publicada ayer por el Istituto Nacional de Estadística español, el crecimiento del número de ocupados en España fue del 3,4% durante el primer semestre de 2007, con respecto al primer semestre del año pasado. Sin embargo, en 2006, esta tasa fue mayor, concretamente del 4,1%. Ello se debió a la egularización de inmigrantes a lo largo de 2006. De aí que en los tres últimos trimestres (último de 2006 y los 2 primeros de 2007), se haya apreciado una suave desaceleración del crecimiento del número de personas ocupadas estimadas por la EPA. En el segundo trimestre de este año la ocupación, según la EPA, ha aumentado en los servicios y la construcción. En cambio la industria y la agricultura han destruido empleo.
Los ocupados han aumentado en el último trimestre en 298.000 personas mientras que los activos lo hicieronen 202.000. Como consecuencia del mayor ritmo de crecimiento de los ocupados respecto a los activos, los parados se redujeron en el segundo trimestre de 2007 hasta 1.760.000 personas, y la tasa de paro bajó del 9,2% que estaba en 2005 al 7,95 en junio de 2007 la más baja de los últimos 30 años.
Un hecho a destacar en la evolución reciente del mercado laboral, en los últimos trimestres, es el mayor aumento de los trabajadores con contratos indefinidos respecto a los temporales, reflejando el efecto de la última reforma laboral. Ello se ha traducido en una caída de la tasa de temporalidad hasta el 31,85% en el segundo trimestre de este año. Sin embargo la tasa de temporalidad es todavía es muy alta.
Como se ha indicado, la ocupación en la industria, en el segundo trimestre de este año, descendió respecto al primer trimestre de 2007 y también bajó con respecto al mismo trimestre de 2006. Esta caída del empelo industrial se debe en parte a la deslocalización de la producción industrial fuera de nuestras fronteras. Deslocalización que se produce como consecuencia del diferencial de precios y costes de la economía española con respecto a otros países con los que competimos, algunos de ellos situados en Asia y el este de Europa. Es decir, a medida que se deslocaliza la producción y se desplaza hacia plataformas de bajo coste (países emergentes) España debe dirigirse hacia sectores de alta y media tecnología. El resultado final va a depender de lo que seamos capaces de hacer los españoles y más concretamente de nuestra capacidad para aumentar tanto nuestro nivel tecnológico como nuestro capital humano.
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