WP_Post Object ( [ID] => 4180 [post_author] => 115 [post_date] => 2007-06-16 11:31:33 [post_date_gmt] => 2007-06-16 10:31:33 [post_content] => En el post que se publicó ayer en este blog de economía (El déficit exterior de España en cifras récord: 10,2% del PIB) se hicieron unos comentarios muy interesantes por parte de los blogeros Whitard, Fabio Casasús y Ángel acerca de la competitividad de la economía española ¿Es sostenible o no el elevado déficit exterior? ¿Durante cuanto tiempo puede una economía mantener un elevado déficit por cuenta corriente? ¿Llegará un momento en que los inversores extranjeros se desanimen y dejen de financiar la economía española? También esta semana Carlos Lago colgaba un comentario en el post ¿Qué es un tipo de cambio fijo? ¿Cómo se modifica un tipo de cambio fijo? en el que preguntaba por la larga historia de devaluaciones de la peseta y que puede hacer España ahora sin peseta y, por tanto, sin el recurso de la devaluación. Para empezar me gustaría dejar claro que tradicionalmente España ha sido un país inflacionario. Los últimos treinta años de nuestra historia económica constatan que la inflación española ha sido siempre superior a la media de la UE. Los productos españoles serían ahora mucho más caros y, por tanto, menos competitivos que los del resto de Europa si esa pérdida de competitividad generada por una mayor inflación no hubiera sido compensada históricamente con devaluaciones de la peseta. Así, por ejemplo, las fuertes alzas de precios que se produjeron de 1973 a 1977, consecuencia de la primera crisis del petróleo y de la exagerada elevación de los salarios, generaron pérdidas de competitividad que se manifestaron en fuertes déficit de la economía española frente al exterior en los años 1974, 1975 y 1976. Sin embargo, la devaluación de 1977 acordada en los Pactos de la Moncloa permitió recuperar la competitividad perdida, obteniendo superávit en las balanzas por cuenta corriente en los años 1977, 1978 y 1979. Un segundo período de fuertes subidas de precios, que generó déficit exteriores en 1980 y 1981, se produjo a raíz de la segunda crisis del petróleo en 1979. La devaluación Boyer de 1982 fue la medicina que restableció la competitividad perdida (gracias a ella volvimos a tener superávit con el exterior de 1982 a 1987). En el período 1987-91, los mayores precios frente a nuestros competidores, supuso una excesiva apreciación real de la peseta (un 15% aproximadamente) con persistentes déficit de la cuenta corriente (desde 1988 hasta 1995). Para compensar esta apreciación hubo que devaluar sistemáticamente la peseta: dos veces en 1992, otra en 1993 y la última, la que realizó Solbes, en 1995. Y así, una vez más, gracias a las devaluaciones, se volvió a equilibrar la cuenta corriente (1995, 1996, 1997 y 1998). A partir de 1999, sin embargo, la mayor inflación española ha venido acompañada de fuertes saldos negativos en la balanza de pagos. Desde 1995, última devaluación, nuestros precios han crecido, aproximadamente, un 15% más que la media de la UE lo que ha generado pérdida irrecuperable de competitividad de nuestros productos y servicios. Si este diferencial de inflación continúa diez años más, las empresas exportadoras españolas lo van a tener muy difícil para vender sus productos en el exterior. Señal de que vamos por mal camino es que el déficit exterior supera el 10% lo que indica claramente que España pierde competitividad. No me resisto a copiar un parte del comentario que hizo ayer Angel: “Cuando España entró en el euro en 1999 su participación en las exportaciones mundiales de bienes era del 2%. En 2006, la participación española bajó hasta el 1,7%. España la octava potencia del mundo ocupa sin embargo el puesto 17º entre los exportadores mundiales. En cambio, ocupamos el puesto 12 entre los importadores mundiales. España, desde que entró en el euro y no puede devaluar, viene disminuyendo su cuota en las exportaciones mundiales de bienes”. Como es sabido España forma parte del euro desde su fundación en enero de 1999, y, por tanto, ahora y, a diferencia de periodos anteriores, el problema parece mucho más grave, ya que no tenemos la peseta para poder devaluar. ¿Qué podemos hacer? [post_title] => ¿Durante cuanto tiempo es sostenible un elevado déficit exterior? [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => closed [post_password] => [post_name] => es_sostenible_e_1 [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2007-06-16 11:31:33 [post_modified_gmt] => 2007-06-16 10:31:33 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/archives/2007/06/es_sostenible_e_1.php [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 3 [filter] => raw )
En el post que se publicó ayer en este blog de economía (El déficit exterior de España en cifras récord: 10,2% del PIB) se hicieron unos comentarios muy interesantes por parte de los blogeros Whitard, Fabio Casasús y Ángel acerca de la competitividad de la economía española ¿Es sostenible o no el elevado déficit exterior? ¿Durante cuanto tiempo puede una economía mantener un elevado déficit por cuenta corriente? ¿Llegará un momento en que los inversores extranjeros se desanimen y dejen de financiar la economía española? También esta semana Carlos Lago colgaba un comentario en el post ¿Qué es un tipo de cambio fijo? ¿Cómo se modifica un tipo de cambio fijo? en el que preguntaba por la larga historia de devaluaciones de la peseta y que puede hacer España ahora sin peseta y, por tanto, sin el recurso de la devaluación. Para empezar me gustaría dejar claro que tradicionalmente España ha sido un país inflacionario. Los últimos treinta años de nuestra historia económica constatan que la inflación española ha sido siempre superior a la media de la UE. Los productos españoles serían ahora mucho más caros y, por tanto, menos competitivos que los del resto de Europa si esa pérdida de competitividad generada por una mayor inflación no hubiera sido compensada históricamente con devaluaciones de la peseta.
Así, por ejemplo, las fuertes alzas de precios que se produjeron de 1973 a 1977, consecuencia de la primera crisis del petróleo y de la exagerada elevación de los salarios, generaron pérdidas de competitividad que se manifestaron en fuertes déficit de la economía española frente al exterior en los años 1974, 1975 y 1976. Sin embargo, la devaluación de 1977 acordada en los Pactos de la Moncloa permitió recuperar la competitividad perdida, obteniendo superávit en las balanzas por cuenta corriente en los años 1977, 1978 y 1979.
Un segundo período de fuertes subidas de precios, que generó déficit exteriores en 1980 y 1981, se produjo a raíz de la segunda crisis del petróleo en 1979. La devaluación Boyer de 1982 fue la medicina que restableció la competitividad perdida (gracias a ella volvimos a tener superávit con el exterior de 1982 a 1987). En el período 1987-91, los mayores precios frente a nuestros competidores, supuso una excesiva apreciación real de la peseta (un 15% aproximadamente) con persistentes déficit de la cuenta corriente (desde 1988 hasta 1995). Para compensar esta apreciación hubo que devaluar sistemáticamente la peseta: dos veces en 1992, otra en 1993 y la última, la que realizó Solbes, en 1995. Y así, una vez más, gracias a las devaluaciones, se volvió a equilibrar la cuenta corriente (1995, 1996, 1997 y 1998).
A partir de 1999, sin embargo, la mayor inflación española ha venido acompañada de fuertes saldos negativos en la balanza de pagos. Desde 1995, última devaluación, nuestros precios han crecido, aproximadamente, un 15% más que la media de la UE lo que ha generado pérdida irrecuperable de competitividad de nuestros productos y servicios. Si este diferencial de inflación continúa diez años más, las empresas exportadoras españolas lo van a tener muy difícil para vender sus productos en el exterior. Señal de que vamos por mal camino es que el déficit exterior supera el 10% lo que indica claramente que España pierde competitividad. No me resisto a copiar un parte del comentario que hizo ayer Angel: “Cuando España entró en el euro en 1999 su participación en las exportaciones mundiales de bienes era del 2%. En 2006, la participación española bajó hasta el 1,7%. España la octava potencia del mundo ocupa sin embargo el puesto 17º entre los exportadores mundiales. En cambio, ocupamos el puesto 12 entre los importadores mundiales. España, desde que entró en el euro y no puede devaluar, viene disminuyendo su cuota en las exportaciones mundiales de bienes”.
Como es sabido España forma parte del euro desde su fundación en enero de 1999, y, por tanto, ahora y, a diferencia de periodos anteriores, el problema parece mucho más grave, ya que no tenemos la peseta para poder devaluar. ¿Qué podemos hacer?
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