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    [post_content] => En el mes de octubre del pasado año escribí en este mismo blog de  economía sobre la campaña que la ONG Oxfam había iniciado contra Starbucks por su oposición a que el gobierno de Etiopía pudiera registrar en Estados Unidos las denominaciones de origen de sus cafés.  Con esta medida, el país africano pretendía incrementar los ingresos de la industria cafetera del país y de los 15 millones de campesinos que dependen de su cultivo. El café es el principal cultivo y supone más de un  tercio de sus exportaciones, en un país en el que la agricultura supone casi la mitad de su PIB y emplea a más del 80% de la población.

Para vencer la resistencia de Starbucks, Oxfam inició una campaña a nivel mundial que ha incluido actos de protesta ante sus cafeterías y el envío de miles de correos electrónicos (93.000 según ellos) pidiendo a la cadena norteamericana que reconsiderase sus actitud. Al final, se ha llegado a un acuerdo que será dado a conocer en los próximos días, por el que  se reconoce el derecho del gobierno etíope a registrar en Estados Unidos sus mejores variedades de café.

En aquella entrada reflexionaba sobre el modus operandi que utilizan, cada vez más a menudo las ONG,s, para lograr que las empresas y los gobiernos actúen en determinado sentido o abandonen determinadas prácticas y sobre la efectividad de dichas campañas. Sobre esto último, parece que al menos en este caso, la respuesta es clara: de no mediar la presión de los activistas y consumidores contra Starbucks, es posible que no se hubiese conseguido el acuerdo. Pero, en lo referente a la licitud de estas campañas, la cuestión sigue sobre la mesa. ¿Es éste un buen camino para implicar a las empresas en la senda de la responsabilidad social?¿ Cómo debe  actuar una empresa ante una campaña de este tipo? ¿Deberían ser los gobiernos igual de sensibles ante estas campañas? ¿No se extralimitan las ONG´s realizando acciones de este tipo?



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9
May

Starbucks y Etiopía llegan a un acuerdo

Escrito el 9 mayo 2007 por JUAN CARLOS MARTINEZ en Economía Mundial

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Para vencer la resistencia de Starbucks, Oxfam inició una campaña a nivel mundial que ha incluido actos de protesta ante sus cafeterías y el envío de miles de correos electrónicos (93.000 según ellos) pidiendo a la cadena norteamericana que reconsiderase sus actitud. Al final, se ha llegado a un acuerdo que será dado a conocer en los próximos días, por el que  se reconoce el derecho del gobierno etíope a registrar en Estados Unidos sus mejores variedades de café.

En aquella entrada reflexionaba sobre el modus operandi que utilizan, cada vez más a menudo las ONG,s, para lograr que las empresas y los gobiernos actúen en determinado sentido o abandonen determinadas prácticas y sobre la efectividad de dichas campañas. Sobre esto último, parece que al menos en este caso, la respuesta es clara: de no mediar la presión de los activistas y consumidores contra Starbucks, es posible que no se hubiese conseguido el acuerdo. Pero, en lo referente a la licitud de estas campañas, la cuestión sigue sobre la mesa. ¿Es éste un buen camino para implicar a las empresas en la senda de la responsabilidad social?¿ Cómo debe  actuar una empresa ante una campaña de este tipo? ¿Deberían ser los gobiernos igual de sensibles ante estas campañas? ¿No se extralimitan las ONG´s realizando acciones de este tipo?



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Para vencer la resistencia de Starbucks, Oxfam inició una campaña a nivel mundial que ha incluido actos de protesta ante sus cafeterías y el envío de miles de correos electrónicos (93.000 según ellos) pidiendo a la cadena norteamericana que reconsiderase sus actitud. Al final, se ha llegado a un acuerdo que será dado a conocer en los próximos días, por el que se reconoce el derecho del gobierno etíope a registrar en Estados Unidos sus mejores variedades de café.

En aquella entrada reflexionaba sobre el modus operandi que utilizan, cada vez más a menudo las ONG,s, para lograr que las empresas y los gobiernos actúen en determinado sentido o abandonen determinadas prácticas y sobre la efectividad de dichas campañas. Sobre esto último, parece que al menos en este caso, la respuesta es clara: de no mediar la presión de los activistas y consumidores contra Starbucks, es posible que no se hubiese conseguido el acuerdo. Pero, en lo referente a la licitud de estas campañas, la cuestión sigue sobre la mesa. ¿Es éste un buen camino para implicar a las empresas en la senda de la responsabilidad social?¿ Cómo debe actuar una empresa ante una campaña de este tipo? ¿Deberían ser los gobiernos igual de sensibles ante estas campañas? ¿No se extralimitan las ONG´s realizando acciones de este tipo?

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