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Mar

Los datos que nos ofrece hoy el INE sobre “Indicadores del sector de alta tecnología” en el año 2005 no son buenos. La facturación de las empresas manufactureras de alta y media–alta tecnología aumenta en 2005 un 3,4% menos que el crecimiento del PIB en ese año. Pero lo que parece más grave es que las exportaciones de productos de alta tecnología (9.110,1 millones de euros) tuvieron un incremento solo del 4,6% respecto a 2004, mientras que las importaciones (24.778,6 millones de euros) consiguieron un aumento del 12,21%. Este ensanchamiento de este déficit tecnológico, cuya cobertura es de solo el 36,5%) unido a los saldos muy negativos de la balanza de “royalties” (que contabiliza el flujo anual de los pagos y cobros por la utilización de patentes entre España y el resto del mundo) demuestran lo que ya sabíamos: que la elevada dependencia tecnológica española sigue aumentando. Los ingresos por royalties en 2005 fueron de 444 millnes de euro mientras que los pagos supusieron 2121 millones. La cobertura de la balanza de royalties fue, por tanto, de tan solo el 21%.

Además, España sigue importando muchos bienes de equipo (46.896 millones de euros en 2005) y exporta relativamente pocos (24.015 millones de euros en 2005). Un déficit, el del comercio exterior de bienes de equipo, que va en progresivo aumento. El elevado y creciente peso que representan las importaciones de bienes de equipo en la inversión española es también un indicador de la escasa capacidad tecnológica de España y, consiguientemente, de su acusada dependencia de la tecnología extranjera.

El origen del déficit tecnológico español se puede encontrar en los reducidos gastos en I+D. Esta escasa “intensidad investigadora” puede comprobarse comparando los datos españoles con los de la media europea (referentes a la parte del PIB que se destina a I+D), o al número de investigadores y científicos en relación con la población activa. El problema es aún mayor si tomamos como referencia los casos de Estados Unidos y Japón. Las inversiones en tecnología en España representan el 4% de todas las de la UE-15, cuando el PIB español es el 9% de la UE (15). Cierto es que los datos que ofrece hoy el INE señalan algo positivo: que la inversión en I+D de las empresas de alta tecnología aumenta un 7,7% durante el año 2005. Pero ese dato, aunque bueno, no supone una mejora sensible en el gasto total del I+D español. Los gastos totales en I+D representan en España porcentajes que rondan el 1% sobre el PIB, muy alejados del promedio de la UE, que es del 2%. España sufre todavía un retraso tecnológico en comparación con los demás países de su entorno; por ejemplo, tiene la mitad de científicos por cada 1.000 habitantes que la media de los países de la OCDE. ¿Tienen estos resultados alguna relación con el nivel de la enseñanza universitaria que llevamos algunos días discutiendo en este blog?

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