Existe clara evidencia de pérdida progresiva de competitividad de la economía española, lo que puede comprobarse analizando la evolución de los costes laborales unitarios (CLU) que es la medida del total de costes laborales por unidad de producto y se calcula dividiendo la remuneración media de un trabajador por el PIB (a precios constantes) por persona ocupada. Su evolución es un indicador de la variación de los costes salariales no compensada por aumentos en el producto . El cuadro de más abajo habla por sí solo: entre 1999 y 2006, los CLU españoles han crecido una pasada o también una barbaridad: cada año de media 1,6 puntos por encima de los de la UEM y más 2 puntos respecto a los países desarrollados. El resultado es que los índices de competitividad, calculados con precios de consumo de base 1999, arrojaban el año 2006 unos valores de 112 respecto a la UE(15) y de 116 respecto a los países de la OCDE.
El comportamiento de los CLU, tiene dos componentes, los salarios nominales y la productividad del trabajo. En España ambos factores están teniendo efectos perniciosos para nuestra economía. El crecimiento de los salarios tiene un comportamiento muy inflacionario, cuyo crecimiento mínimo es el IPC (por la existencia generalizada de cláusulas de salvaguardia). Y el crecimiento de la productividad del trabajo ya se ha comentado (ver entrada en este blog “El MODELO ECONÓMICO ESPAÑOL ES DE BAJA PRODUCTIVIDAD”) que es un desastre e inferior al de las áreas de comparación, lo que impide compensar siquiera parcialmente la dinámica de la subida salarial comentada. ¿Puede seguir España perdiendo competitividad? ¿Por qué Alemania y Japón tienen esos descensos tan espectaculares en sus CLU?
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