WP_Post Object ( [ID] => 4368 [post_author] => 13668 [post_date] => 2006-11-27 21:57:43 [post_date_gmt] => 2006-11-27 20:57:43 [post_content] => Con poco más del 50% de los votos escrutados, Rafael Correa, el candidato de izquierdas aventaja claramente a su rival, el empresario derechista Álvaro Noboa, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales ecuatorianas celebradas ayer (68% frente al 31%). Aunque los últimos pronósticos anunciaban una victoria del Correa, nadie podía imaginar el amplio margen por el que parece haberla conseguido. Y más teniendo en cuenta, que Noboa se impuso en la primera vuelta y que, por tanto partía, como favorito. Pero en Ecuador nada es como parece, y el discurso antisistema de Correa en un país harto de los partidos tradicionales, y la identificación que ha hecho de Alvaro Noboa con los “políticos de siempre”, han calado profundamente entre los votantes. Si estos resultados se confirman, Rafael Correa se convertirá el próximo 15 de enero en Presidente de Ecuador. Lo que pase a partir de entonces, es imposible de predecir. Los mensajes populistas de su campaña, se tendrán que plasmar en acciones de gobierno. Algunos de ellos resultan inquietantes y se sitúan en la misma línea de los de Chávez o Morales: renegociación de la deuda exterior en defensa de los intereses nacionales, no suscripción del Tratado de Libre Comercio que se estaba negociando con Estados Unidos, revisión de la política de explotación de los recursos naturales (Ecuador es el 5º productor de petróleo de Latinoamérica)… Es decir, supondrían insertar a Ecuador en el eje Venezuela-Bolivia-Cuba, y tal vez Nicaragua, a raíz del reciente triunfo de Daniel Ortega. En la última década, Ecuador atravesó una intensa crisis económica que acabó con su sistema financiero y supuso la ruina para millones de sus habitantes, y una más que intensa crisis institucional, con tres presidentes electos, que no pudieron acabar su mandato ante el descontento popular. Últimamente la situación política parecía más calmada, y la economía empezaba a recuperarse gracias a los efectos de la dolarización, a los altos precios del petróleo y a las de remesas que envían los más de dos millones de ecuatorianos que trabajan fuera de su país. Correa tendrá ante sí, retos formidables: acabar con la ingobernabilidad de los últimos diez años, devolviendo la credibilidad a las instituciones y conseguir que el crecimiento económico de los últimos tiempos sirva para sacar de la pobreza a muchos de sus compatriotas. Su carisma, preparación y experiencia (fue Ministro de Economía durante algo más de tres meses), parecen buenos avales para conseguirlos, pero las políticas prometidas suenan mucho a “populismo”. La cuestión es saber si será capaz de acabar con la convulsión política y mantener estable la economía sin incurrir en aventuras populistas, o si por el contrario, seguirá el camino marcado por Chávez y Morales. [post_title] => Rafael Correa triunfa en Ecuador [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => closed [post_password] => [post_name] => rafael_correa_t [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2023-12-13 13:55:08 [post_modified_gmt] => 2023-12-13 12:55:08 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/archives/2006/11/rafael_correa_t.php [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 3 [filter] => raw )
Con poco más del 50% de los votos escrutados, Rafael Correa, el candidato de izquierdas aventaja claramente a su rival, el empresario derechista Álvaro Noboa, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales ecuatorianas celebradas ayer (68% frente al 31%). Aunque los últimos pronósticos anunciaban una victoria del Correa, nadie podía imaginar el amplio margen por el que parece haberla conseguido. Y más teniendo en cuenta, que Noboa se impuso en la primera vuelta y que, por tanto partía, como favorito. Pero en Ecuador nada es como parece, y el discurso antisistema de Correa en un país harto de los partidos tradicionales, y la identificación que ha hecho de Alvaro Noboa con los “políticos de siempre”, han calado profundamente entre los votantes.
Si estos resultados se confirman, Rafael Correa se convertirá el próximo 15 de enero en Presidente de Ecuador. Lo que pase a partir de entonces, es imposible de predecir. Los mensajes populistas de su campaña, se tendrán que plasmar en acciones de gobierno. Algunos de ellos resultan inquietantes y se sitúan en la misma línea de los de Chávez o Morales: renegociación de la deuda exterior en defensa de los intereses nacionales, no suscripción del Tratado de Libre Comercio que se estaba negociando con Estados Unidos, revisión de la política de explotación de los recursos naturales (Ecuador es el 5º productor de petróleo de Latinoamérica)… Es decir, supondrían insertar a Ecuador en el eje Venezuela-Bolivia-Cuba, y tal vez Nicaragua, a raíz del reciente triunfo de Daniel Ortega.
En la última década, Ecuador atravesó una intensa crisis económica que acabó con su sistema financiero y supuso la ruina para millones de sus habitantes, y una más que intensa crisis institucional, con tres presidentes electos, que no pudieron acabar su mandato ante el descontento popular. Últimamente la situación política parecía más calmada, y la economía empezaba a recuperarse gracias a los efectos de la dolarización, a los altos precios del petróleo y a las de remesas que envían los más de dos millones de ecuatorianos que trabajan fuera de su país. Correa tendrá ante sí, retos formidables: acabar con la ingobernabilidad de los últimos diez años, devolviendo la credibilidad a las instituciones y conseguir que el crecimiento económico de los últimos tiempos sirva para sacar de la pobreza a muchos de sus compatriotas. Su carisma, preparación y experiencia (fue Ministro de Economía durante algo más de tres meses), parecen buenos avales para conseguirlos, pero las políticas prometidas suenan mucho a “populismo”. La cuestión es saber si será capaz de acabar con la convulsión política y mantener estable la economía sin incurrir en aventuras populistas, o si por el contrario, seguirá el camino marcado por Chávez y Morales.
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