La evolución de la economía española en los últimos años, se caracteriza por su baja productividad (inferior a la media de los 25 países de la Unión Europea, cuadro 1) y sobretodo por ser el único país de la OCDE con crecimiento negativo de la productividad (cuadro 2). En cambio, desgraciadamente, los costes laborales han ido aumentando y convergiendo con los europeos. Además, hay países como son los del Este de Europa y Asia cuyos costes laborales son muy inferiores a los españoles, lo que les otorga una clara ventaja competitiva en sectores de baja tecnología, intensivos en mano de obra y de poco valor añadido. De ahí que la industria española tenga cada vez menos futuro y esté siendo objeto de deslocalización: sector textil en Cataluña, sector del automóvil, etc.).
El futuro de la industria española dependerá en gran medida de la capacidad de nuestras empresas para innovar e invertir en I+D, o de atraer inversión extranjera. Solamente de esta manera se podremos seguir siendo competitivos a futuro. El Factbook 2005 de la OCDE pone de manifiesto que España sigue a la cola de los países de la OCDE en I+D como % del PIB, con un 1,1% en 2.005, muy por debajo de la media de la UE que se sitúa en 2%. Este dato se reafirma cuando se compara con la “Inversión en conocimiento”, que aúna los gastos en I+D, educación universitaria y nuevas tecnologías. En la actualidad, este porcentaje en España está en el 2.5%, muy lejos de países industriales como Francia (4,6%), Alemania (4,8%), Corea (5,4%), ó EE.UU (6,4%).
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