Ayer hubo elecciones presidenciales en México, pero han sido tan reñidas (empate entre López Obrador, de ideología populista, y Calderón, de tendencia conservadora) que nadie se atreve a dar un ganador. Si ganase López-Obrador se podría producir un retroceso económico. Autoproclamado como el candidato de los pobres, con promesas de un milagroso cambio en la economía no ha dado hasta le fecha detalles concretos de su política económica. Su supuesta victoria o la incertidumbre de si será o no presidente ha generado volatilidad en los mercados financieros: El peso mexicano se ha depreciado un 1.5 por ciento en operaciones internacionales, después de que las autoridades electorales no pudieran declarar un ganador. Los empresarios españoles tienen razones para estar preocupados. No obstante, también Lula (oveja vestida de lobo) generó mucho pánico en los mercados y no ha pasado nada, en cambio Kirchner (lobo vestido de oveja), que iba de la mano de Lavagna (un economista realista, creible, plenamente consciente de los límites de la política económica y capaz de enfrentarse a la dura realidad económica con seriedad) generó mucha confianza al principio. Sin embargo, la renuncia de Lavagna como Ministro de Economía y una estrategia de política económica intervencionista y populista, impagando la deuda y en contra de las empresas extranjeras, está siendo recibida por los mercados y los empresarios españoles con mucha desconfianza. ¿Y López Obrador donde se posicionará? ¿En la izquierda ortodoxa (Lula, Alan García o Bachelet) o en la izquierda populista (Chavez, Evo Morales o Kirchner?
Últimos Comentarios