En los últimos días estamos asistiendo a importantes desastres naturales como las inundaciones en Pakistán (con 1.500 muertos y 3M de afectados) o los incendios en Rusia (34 muertos y 550.000 hectáreas de bosque arrasadas). La realidad es que si hacemos memoria el verano es un periodo que además de vacacional también suele estar lleno de los llamados “Acts of God” o Actos de Dios:
En agosto del 2002, inundaciones en Alemania afectaron a 330.000 personas con un coste de 22.600 millones de EUR. Un año después la ola de calor que alcanzó Europa, causo cerca de 14.000 muertos en ¡Francia! provocando una crisis política con la dimisión del Director General de la Salud y fuertes críticas al entonces presidente de la República, Jacques Chirac.
En el 2004 se produjeron inundaciones en Bangladesh y China, sequías en Sudáfrica y huracanes en Estados Unidos.
El gran huracán de agosto del 2005 ya permanece en la memoria colectiva: Katrina con 1.836 fallecidos y pérdidas materiales por valor de 75.000 millones de USD.
El verano del 2006 cerro con el Huracán Gordon y en el 2007 los cientos de miles de turistas que visitan el Reino Unido se encontraron en Julio con las peores inundaciones de los últimos 60 años que provocaron pérdidas por valor de 2.000 millones de libras esterlinas.
En el 2008 el terremoto de Sichuan en China provoco el desplazamiento de 45 millones de personas
El año pasado los incendios en Rusia afectaron a más de 1M de hectáreas y en el Estado australiano de Victoria se produjeron los peores incendios en décadas, con 189 muertos y 450.000 hectáreas arrasadas
Realmente desde el invierno infinito de 1816 cuando en el noroeste de Estados Unidos, Canadá y Europa el invierno comenzó en Mayo con una gran helada, los desastres naturales han sido una constante del periodo estival. Feliz verano y cuando planifiquen sus viajes tengan en cuenta que, algo sobre lo que no solemos percatarnos, los desastres naturales, son reales, globales y cada vez más frecuentes
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