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El Instituto Nacional de Estadística (INE) español adelantó ayer el Índice de Precios al Consumo Armonizado (IPCA) del mes de febrero de 2008. La inflación española se ha situado en el 4,4%. El dato es muy malo porque se trata del nivel más alto desde enero de 1997 (fecha en que comenzó a calcularse este indicador). Es la inflación más alta de toda la Eurozona si se excluye a Eslovenia, país que todavía se está adaptando al euro. Debe ser motivo, por tanto, de preocupación para los ciudadanos y el Gobierno de España.

Esta subida de los precios del 4,4%, ha sido impulsada por el encarecimiento, del petróleo y los alimentos. Vamos a centrarnos exclusivamente en los alimentos. La creciente demanda global de alimentos, el cambio climático y la presión existente para desviar cosechas hacia la fabricación de biocombustibles están subiendo el precio de los alimentos en todo el mundo. España no es una excepción y debido a estos aumentos las familias españolas deben dedicar una myor parte de su renta a comprar alimentos. De ahí que a algunos, por ejemplo a mi mujer, les pueda llamar la atención que disminuya, en sólo un año, el peso que los alimentos representan en la cesta de la compra. ¿Cuál es el peso de los alimentos en el IPC español? El nuevo IPC, vigente desde enero, que incluye nuevas ponderaciones, lo rebaja al 20,28%. En la nueva cesta hay un menor peso de la alimentación (Alimentos y bebidas no alcohólicas) que el año pasado. ¿Por qué pierde peso la alimentación? Porque es una tendencia propia de cualquier país desarrollado que la gente gaste proporcionalmente menos en alimentación. Así el gasto en alimentos cae y aumentan otros gastos más sofisticados.


Parece normal que, a finales del siglo pasado, en el año 1991, los alimentos pesasen en la cesta el 26,8% del total del gasto de consumo de las familias y que, diez años después, en 2001, tuvieran una ponderación menor, concretamente del 21,5%. Pero parece un poco raro que en la cesta del IPC utilizada en 2007 subiera la ponderación de alimentos desde ese 21,5% del 2001 al 22,1% del 2007, en vez de bajar. Pero también parece raro que en la última cesta, la utilizada en enero de 2008, baje abruptamente en un año la ponderación de la alimentación, desde ese 22,1% del 2007 al 20,28% del 2008. Parece una bajada demasiado rápida para un año en que las familias han gastado más en alimentos por la subida de los precios de los mismos y con la presencia de una mayor población inmigrante de bajo nivel de renta que gasta proporcionalmente más en alimentos que en otras cosas.

¿Por qué baja tanto en un solo año y en unas circunstancias que lo que tendría que hacer la ponderación de “Alimentos y bebidas no alcohólicas” sería mantenerse o quizá subir? Le pregunté al INE y me contestó que en la última revisión de las ponderaciones del IPC, es decir, la cesta que está vigente ahora, se ha incorporado una fuente diferente de información: la nueva Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) anual. Se trata, según el INE, de una fuente mejorada, lo que permitirá unas estimaciones de las ponderaciones mucho mas precisas. He ido a la página del INE a comprobar los datos de la citada Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) pero la última encuesta publicada, el 16 de noviembre de 2007, es la del año 2006. En ella “Alimentos y bebidas no alcohólicas” tiene un peso del 16,49% en 2005 y un 14,04% en 2006. Estos datoas están muy alejados de las ponderaciones de 2007 y 2008. Por tanto, me quedo como estaba y me sigue preocupando la caída en la ponderación de la alimentación en el IPC.

Por supuesto que me creo lo que dice el INE, siempre me lo he creído, pero también puede cometer errores. Todos nos podemos equivocar. ¿Está el INE haciendo un tránsito desde el 22,1% de alimentos en el IPC del 2007 al 14,04% de alimentos qu aparecen en la EPF de 2006?. Me sigue pareciendo raro. Tiene el INE tanto margen de ajuste ¿Cuanto, cuando y quien decide el tránsito? ¿Se ha equivocado el INE? No lo se, pero lo que si se es que si la ponderación de los alimentos fuera como la de 2007, es decir, mayor la inflación también sería mayor que el 4,4% publicado hoy ya que, como digo más arriba, desde hace meses los precios de los alimentos llevan una preocupante trayectoria ascendente que ha contribuido, junto con la energía, a impulsar la inflación. No se trata de una cuestión de poca importancia, ya que la mayor inflación influye en mayores reivindicaciones salariales y en la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos.

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