Los datos publicados hoy por el Banco de España sobre la balanza de pagos en el primer trimestre de este año señalan que la pérdida de competitividad de la economía española aumenta a pasos agigantados. El déficit por cuenta corriente de España (déficit con el exterior) en el primer trimestre de 2007 arroja un saldo negativo de 32.552 millones de euros. El déficit corriente, publicado hoy por el Banco de España, representa un aumento del 22% con respecto al mismo trimestre del año pasado. Este déficit por cuenta corriente en porcentaje del PIB, 12,1%, es el más alto que ha tenido España en toda su historia y es el más alto del mundo en términos absolutos después del de Estados Unidos.
¿Qué significa este enorme desequilibrio exterior?
1) Es un síntoma de pérdida de competitividad de nuestra economía, pérdida de competitividad que está impidiendo e impedirá también en el futuro aumentar nuestras exportaciones, la producción y el empleo. ¿Qué factores nos han llevado a esta fuerte situación de deterioro? 1) Carecer de una política propia de tipo de cambio que nos impide devaluar y 2) Nuestra mayor inflación que hace nuestras exportaciones más caras y nuestras importaciones más baratas.
2) Un déficit exterior que, como bien es sabido, hay que financiarlo en un contexto de escasez de ahorro interno por lo que nos hemos hecho muy dependientes del crédito externo. De ahí que el sistema financiero español deba apelar constantemente al Banco Central Europeo y recurrir a los mercados interbancarios europeos para financiarse. La situación se ha vuelto todavía más grave en la medida en que el euribor, que es el tipo de interés interbancario, se ha situado en el 5 por 100, frente al 2 por 100 en que estaba en el 2004. Por este motivo España está aumentando rápidamente su posición deudora con respecto al resto del mundo, lo que genera cierta preocupación y un fuerte debate sobre si a medio plazo el elevado déficit por cuenta corriente es sostenible o no. ¿Por qué? Porque se pueden producir disminuciones de la financiación externa que debilitarían la economía española.
El persistente y creciente déficit por cuenta corriente que desde hace 10 años asola España se encuadra en la pérdida de competitividad, que desde enero de 1999 ha sido un 11% frente a los países de la Eurozona y más del 12% frente a los países desarrollados. Compramos en el exterior más de lo que vendemos, por lo que necesitamos endeudarnos con el resto del mundo. Ante la ausencia de una política de tipo de cambio, el equilibrio exterior y la mejora de la competitividad sólo son posibles a través de la estabilidad de precios, estímulo a la competencia y reformas estructurales que permitan una mayor movilidad de los factores productivos y mayor flexibilidad de la economía.
En resumen en estas circunstancias de escasez de crédito, es decir, de financiación difícil y cara, es más necesario que nunca atraer inversión extranjera que permita financiar de forma más fácil y barata el elevado déficit exterior. Por otro lado, e íntimamente unido a lo anterior, se precisa mejorar la competitvidad de la economía española para reducir el déficit externo.
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