Hace un año dábamos cuenta en este blog de economía de la necesidad de reformar la Comisión Nacional del Mercado de Valores de España (CNMV), y ayer Pedro Solbes nos daba la buena noticia de que se va a crear un nuevo supervisor del mercado financiero, la Comisión Nacional de Servicios Financieros, en sustitución de la actual CNMV. El cambio era necesario. El desprestigio de la CNMV provocó que el 8 de mayo de 2007 el Congreso de los Diputados de España aprobara una proposición en la que se insta al Gobierno de España a modificar la normativa para que el presidente y el vicepresidente de la CNMV sean nombrados por una mayoría cualificada de la Cámara Baja.
¿Qué tiene que hacer la nueva comisión? La Comisión Nacional de Servicios Financieros, deberá vigilar por la transparencia en los mercados de valores, la supervisión de todas las relaciones de mercado entre los intermediarios de servicios financieros y los inversores, ahorradores y asegurados para garantizar la defensa de sus derechos. Tendrá que evitar, por tanto, las actuaciones restrictivas de la competencia, es más su objetivo esencial es el fomento de la competencia efectiva en los mercados financieros protegiendo sobre todo a los pequeños accionistas y ahorradores.
¿Como debe ser esta nueva Comisión? Interpretando a los expertos consultados hace un año se puede señalar que la Comisión Nacional de Servicios Financieros debe ser independiente, es decir, sus directivos, deben ser elegidos de manera que se garantice la completa autonomía de los reguladores. La independencia con respecto al Gobierno es conveniente para evitar que la regulación sea interpretada con criterios políticos y no técnicos. El objetivo es que se cumpla la ley y se eviten, por tanto, las presiones políticas y también las de los regulados. Por eso esta nueva Comisión, que se va a crear, debe ser también independiente de las empresas a las que regula, para evitar el riesgo de “captura del regulador”. Muchas veces las dificultades que afrontan los reguladores tienen que ver con los enormes recursos de los que disponene las grandes empresas. De ahí que la tarea de los organismos reguladores se puede ver fortalecida o debilitada dependiendo de cual sea la actitud del Gobierno.
Con el fin de potenciar la independencia de la nueva Comisión Nacional de Servicios Financieros sería recomendable que tuviera un perfil lo más técnico posible y que sus decisiones respondieran a un análisis estrictamente técnico y objetivo. Para ello deberían adoptarse las medidas habituales en este tipo de organismos, tales como la selección de consejeros entre expertos de reconocido prestigio, la renovación secuencial de consejeros, desajustar dicha renovación de consejeros al ciclo político, etc.
En resumen, la Comisión Nacional de Servicios Financieros, que se va a crear, debe ser independiente, eficiente y respetada por todos (gobiernos, fuerzas políticas, ahorradores, empresarios y medios de comunicación) y deberá asegurar, junto con el Banco de España, el buen funcionamiento del sistema financiero y dar seguridad jurídica a los inversores, sobre todo a los pequeños ahorradores.
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