En 1986 la publicación británica The Economist creo el índice Big Mac para tratar de comparar de forma homogénea el poder adquisitivo entre países y la equivalencia entre las distintas monedas. En Enero del 2018 y de los países analizados sólo tres a nivel mundial, Suiza, Noruega y Suecia tienen su moneda apreciada respecto al USD.
¿Qué quiere decir esto? Que la mayor parte de las monedas y el Euro o el Yuan son dos buenos ejemplos, están artificialmente devaluados frente a la moneda norteamericana.
¿Cómo se puede combatir esta pérdida de competitividad de los productos extranjeros en Estados Unidos? Claramente subiendo aranceles para hacer las importaciones más caras. La administración Trump ha anunciado el incremento de aranceles de importación para el acero europeo de hasta un 25% o al aluminio de hasta el 10%. Se trata de compensar la depreciación según el índice Big Mac de un 8,4% del Euro con aranceles sobre algunos de los productos que venden países de la moneda única. Conviene recordar que globalmente los aranceles siempre los paga el importador y no el exportador. La administración Trump está aplicando unas medidas muy básicas para compensar la anormal fortaleza del USD.
Estados Unidos importa cuatro veces más acero del que exporta y compra esta mercancía a más de 100 países.
En estos dias, los analistas escudriñan la reacción del otro gigante de la economía global, China, que podría responder a los aranceles estadounidenses con la imposición de los suyos propios, lo que daría pie a una guerra comercial, el escenario más temido por inversores y analistas.
Trump parece tener una agenda económica, la cuestión es si podrá realmente llevar a cabo de lo que anuncia de forma tan estruendosa: Seguro que tiene asesores que le indican que su adorado Reagan ya intentó algo similar con el sector de automoción japonés en los ochenta, con un resultado desastrosos para ¡las firmas norteamericanas! – y que un reputado asesor de otro antiguo presidente de su partido, Gregory Mankiw de George W Bush siempre ha defendido vehementemente que el comercio es bueno para todos los países implicados frente a las barreras proteccionistas.
Habrá que seguir las reacciones de la Unión Europea y de China para valorar si es una situación que puede afectar a la economía global o si es parte de la estrategia negociadora de la Administración Trump: Crear una gran conmoción que se ira rebajando con el transcurrir de los meses.
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