Una de las principales modificaciones que podremos tener en nuestro modo de vida en la próxima década, va a ser la relación con los vehículos que nos desplazamos.
Algunas cifras interesantes de este sector En España:
El mercado de turismos incorpora cada año entre 1,2 y 1,3 millones de nuevos vehículos al parque automovilístico
La fabricación de vehículos y componentes supone cerca de un 9% del PIB español que se eleva hasta el 10% al incluir la comercialización, servicios financieros y postventa
Frente a una facturación global de las marcas que operan a nivel nacional de cerca de 61.000 millones de EUR su contribución a la Hacienda Pública fue de 25.807 millones de EUR en el pasado ejercicio debido a la recaudación fiscal en la adquisición de vehículos, consumo de carburante, impuesto de circulación, transferencias de segunda mano, tasas de matriculación, permisos de circulación y tasas de cambio de titularidad
En el 2015 el valor de las exportaciones de vehículos, que supone un 18% del total, superó los 34.000 millones de EUR, con un saldo positivo de 17.000 millones y una diversificación de exportación a países fuera de la Unión Europea
La semana pasada tuve la ocasión de escuchar una interesante ponencia de Eric Alexander, CEO de Uber en Asia. La principal cuestión que planteaba es que se debía replantear la posesión de un vehículo frente al modelo de economía participativa. Como he indicado anteriormente el sector de automoción en España se basas en un incremento de nuevos unidades que supera el millón de unidades anuales. Uber, creada , como Ubercab, en San Francisco en 2009 ofrece actualmente su servicio en más de 66 países y 507 ciudades en el mundo. Señalar que debido al éxito de la aplicación han surgido otras similares tratando de replicar su operativa (Yaxi, Cabifi oTaxiBeat)
La polémica tradicional ha sido entre los taxistas tradicionales y los servicios de estas compañías, pero ¿Cuál será el impacto en 10 años sobre el sector de automoción de extenderse la compartición de vehículos? ¿Cuál será el impacto sobre medios tradicionales de transporte como el avión y el tren si además un viaje entre dos ciudades pudiese hacerse con un automóvil autónomo (Tesla o similar).
Es difícil poner puertas al campo y los anuncios para compartir viaje en, por ejemplo una facultad universitaria, son muy antiguos. Lo que ha permitido las nuevas tecnologías ha sido escalar de una forma exponencial esta forma de economía compartida. Por un lado tenemos un menor uso del vehículo, lo que claramente llevará a ayudar a la descongestión de las grandes urbes y al ahorro de combustible en interminables atascos. Pero por otro hay que exponer el impacto económico que puede tener en la primera actividad exportadora del país. Hay muchos sectores que se ha reciclado desde la minería, al naval o el siderúrgico. Es la ley de la globalización existente y de la competencia internacional. Claramente el sector de automoción que hoy conocemos tiene por delante una década muy interesante y llena de cambios
Comentarios