Esta semana hemos recibido abundante información sobre la situación de la economía española. El INE publicó el avance del PIB del segundo trimestre del año, la inflación del mes de julio y los datos para el mes de junio del Índice de Comercio Minorista. Además, el Banco de España dio a conocer ayer la balanza de pagos del mes de mayo.
El INE confirmó lo que ya había adelantado el Banco de España hace un mes: en el segundo trimestre la economía española creció un 1% con respecto al trimestre anterior. Hay que remostarse al primer trimestre de 2006 para encontrar una tasa trimestral mayor.
Aunque los datos desagregados de la Contabilidad Nacional no se conocerán hasta el 27 de agosto podemos adelantar que este mayor ritmo de crecimiento del segundo trimestre, 4% anualizado, viene protagonizado por el aumento de la construcción residencial, de las exportaciones de bienes y servicios y del consumo.
El aumento del consumo
El consumo está progresando gracias a la rápida creación de empleo, al aumento de los salarios, al impacto positivo que sobre la renta disponible de las familias están teniendo la rebaja de impuestos y el menor precio del petróleo y al mantenimiento del poder adquisitivo del dinero por la ausencia de inflación.
Así, el INE ha publicado que la inflación del mes de julio descendió al 0% en tasa interanual desde el 0,1% del mes de junio. Lo que significa que en los doce últimos meses los precios ni han subido ni bajado: inflación 0%; es un fenómeno que junto con el dato febrero de 2014 son únicos en toda la serie histórica del IPC. Insisto al no haber inflación las familias mantienen el poder adquisitivo de su dinero. Si a ello se une el aumento de los salariales entonces las familias están mejorando su capacidad adquisitiva. Efectivamente, si bien la gran mayoría de los asalariados está acogido a convenios con un incremento salarial medio pactado por debajo del 1 % anual, sin embargo, en el futuro, es previsible que el ritmo de incremento salarial sea mayor tras la subida del sueldo de los funcionarios y la firma, el pasado mes de junio, del Tercer Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva. Y este aumento del poder adquisitivo de los asalariados junto con el mayor número de personas que tienen empleo está tirando y tirará todavía más del consumo.
Precisamente los datos del INE de comercio minorista del mes de junio y publicados esta semana van en esa dirección. Durante el segundo trimestre de este año el crecimiento del comercio minorista fue del 3,1% con respecto al mismo trimestre del año pasado. Ha aumentado especialmente el equipamiento del hogar, un indicador que muestra que está creciendo la actividad inmobiliaria.
El sector inmobiliario se despierta
Efectivamente, el sector de la construcción residencial muestra signos de recuperación tal como señalan diferentes indicadores. Están aumentando los afiliados a la Seguridad Social de ese sector, también lo hacen las cifras de consumo de cemento, los visados para la construcción de inmuebles, las compraventas de viviendas y los precios en algunos segmentos del mercado de la vivienda. Como consecuencia el sector volvió a crecer en el segundo trimestre de este año y ya van seis trimestres consecutivos de aumentos.
Por si eso fuera poco, los datos hipotecarios publicados esta semana señalan que en el mes de mayo el número de hipotecas sobre viviendas inscritas en los registros de la propiedad fue de 19.732, lo que supone un importante incremento anual del 11% y ello a pesar del ligero repunte de los tipos de interés de los préstamos nuevos.
También aumentan las exportaciones de bienes y servicios. Los menores precios relativos de los productos españoles con respecto a nuestros principales competidores están permitiendo aumentar las exportaciones. Según informó ayer el Banco de España durante los cinco primeros meses del año las exportaciones de bienes y servicios crecieron con fuerza: un 6%, frente al mismo periodo del año pasado. Como consecuencia, el déficit exterior se reduce. La balanza de pagos publicada ayer muestra que la cuenta corriente acumuló entre enero y mayo un saldo negativo de 900 millones de euros, menor, por tanto, que los 4.700 millones del mismo periodo del año pasado. En definitiva, parece que las exportaciones de bienes y servicios siguen creciendo por encima de la producción nacional y es de esperar que continúen a ese ritmo durante el resto del año con la ayuda de la depreciación del euro, del mayor crecimiento económico de nuestros principales clientes y del bajo nivel de precios de nuestra economía.
La productividad se estanca
Tal como publicó el INE este jueves en tasa anual durante el segundo trimestre de este año, la economía creció un 3,1%. Sin embargo, mientras la economía creció en los últimos doce meses un 3,1% el empleo lo hizo en un 3%. Ello supone un avance de la productividad de solo una décima. Quizá sea una señal de que sectores de baja cualificación profesional como pueden ser el turismo y la construcción estén volviendo a pesar más en el sistema productivo español.
En ese sentido convendría orientar la política económica hacia el crecimiento de sectores con mayor desarrollo tecnológico. Por ejemplo hacia la industria que es un sector que se caracteriza por crear empleo más estable y cualificado e incorporar más avances tecnológicos a los procesos productivos. Ciertamente que las empresas españolas se están modernizando e incorporando muchos de los cambios técnicos necesarios para posicionarse mejor en el exterior pero, a veces, no encuentran el capital humano y tecnológico necesario para mejorar su productividad. De ahí la necesidad de aumentar y dirigir la formación profesional hacia el aprendizaje de las nuevas tecnologías. No es casualidad que mientras los salarios aumentan en la industria (+1,4% anual) se reducen en el sector de los servicios (-0,6%).
En definitiva, la economía española sigue recuperando el terreno que había perdido durante la crisis. Conviene recordar que en el segundo trimestre del año 2013 la economía española tocó fondo después de casi cinco años de reducir la producción; el PIB llegó a ser un 8,4% inferior al que tenía al comienzo de la crisis. A partir de entonces, la economía empezó a recuperarse. En los dos últimos años ha acumulado un crecimiento del PIB del 4,4% con respecto al mínimo. No obstante el tamaño del PIB español se encuentra todavía un 4% por debajo del nivel que había antes del comienzo de la crisis, en el año 2008. Hemos progresado mucho pero no lo suficiente, de ahí que haya que seguir insistiendo en la necesidad de reforzar la inversión empresarial a través de mantener la estabilidad política y económica a la vez que se fortalece la seguridad jurídica. Insisto se trata de mejorar el entorno institucional que mejore la productividad de la economía, aumente el tejido empresarial y atraiga a la inversión extranjera; es decir, dar facilidades para hacer negocios.
Así las cosas, durante los próximos años habría que esperar mayores dinamismos de la actividad empresarial que aumenten en calidad y cantidad el crecimiento económico. Después de muchos años de devaluación interna (reducción de costes), España tiene ahora la oportunidad de elegir la vía de un crecimiento económico de alto contenido tecnológico para competir en los mercados internacionales. Es tarea de todos.
Fuente: Rafael Pampillón Olmedo. “Un futuro prometedor” Expansión , 1 de agosto de 2015
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