Este fin de semana, como es habitual por estas fechas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) está teniendo su reunión anual, esta vez en Washington, para estudiar el comportamiento de la economía mundial. Coincidiendo con la reunión, el FMI publicó esta semana la edición de abril del informe “World Economic Outlook” en la que ha revisado al alza las previsiones de crecimiento económico mundial que había hecho en el mes de octubre. El FMI ha estimado el crecimiento económico global en un 3,5% para este año y en un 3,8% para 2016, ambos superiores al del año pasado (que fue del 3,4%). El aumento del PIB mundial del próximo año será el resultado de un crecimiento del 2,4% en los países avanzados y del 4,7% en los países emergentes.
El FMI también ha mejorado las previsiones económicas de la zona del euro que podría llegar a crecer un 1,5% en 2015 y 1,6% en 2016, frente al 0,9% de 2014. Además, la probabilidad de que la zona del euro vuelva a sufrir una recesión se ha reducido en el informe de abril hasta el 25%, mientras que en el de octubre del año pasado se situaba en el 40%.
La nueva mediocridad
A pesar de este importante avance de la economía europea y mundial, la directora del FMI, Christine Lagarde, ha señalado que el mundo puede caer en una “nueva mediocridad”. Algo parecido a lo que en el entorno académico se denomina “estancamiento secular”. Ello se debe a que el crecimiento del PIB potencial se está reduciendo. Pero, ¿qué es el producto potencial y porqué debería preocuparnos que creciese poco? El producto potencial es el mayor nivel al que puede crecer la economía de un país con los recursos disponibles sin generar tensiones inflacionistas. O lo que es lo mismo, la capacidad máxima que tienen el capital, la mano de obra y la tecnología para aumentar la producción de bienes y servicios sin que haya demasiada inflación. Para describir esta situación Lagarde señaló que en los dos últimos años la economía mundial ha crecido a un promedio del 3,5% anual, que es el mismo ritmo al que creció de media durante los últimos 20 años. El problema es que si el crecimiento mundial se mantuviese así de bajo durante un periodo largo de tiempo no sería posible crear el empleo necesario para absorber la oferta de trabajo existente.
Por tanto, si aceptáramos que la economía está produciendo al máximo nivel al que es capaz las perspectivas serían desoladoras y la recuperación de la economía mundial se complicaría notablemente. Sin embargo, quizá sea todavía muy pronto para afirmar que se esté produciendo un estancamiento secular ya que sigue existiendo un elevado nivel de capacidad productiva sin utilizar y los datos macroeconómicos que vamos conociendo parece que señalan hacia un mayor crecimiento futuro. Así, la revisión al alza del crecimiento mundial del FMI y de otros organismos internacionales muestra que la economía está en una fase de recuperación después de haber padecido la Gran Recesión de 2008.
Para evitar el estancamiento secular e incrementar el crecimiento potencial especialmente en Europa el FMI recomienda:
1) Aumentar la inversión pública. Con tipos de interés tan bajos este sería un buen momento para aumentar el gasto en infraestructuras y solucionar los problemas de oferta causados por redes viarias deficientes.
2) Flexibilizar el mercado laboral; aunque se han producido avances en algunos países estos deben continuar con las reforma y generalizarse al resto de los países europeos.
3) Mantener los estímulos monetarios para apoyar el crecimiento y aumentar las expectativas de inflación.
Precisamente ayer conocimos que la inflación de la Unión Europea en el mes de marzo, con respecto a febrero, fue positiva en todos los países y en el conjunto de la zona del euro alcanzó el 1,1%. En cuanto a España, los datos del INE de esta semana muestran que el crecimiento de los precios en marzo, con respecto a febrero, también avanzó: +0,6%. Por tanto, parece que aumenta el crecimiento económico y que viene acompañado de una subida en los precios lo que nos aleja del peligro de la deflación. En este sentido parecería que la política del BCE empieza a dar sus frutos.
España se recupera bien
El FMI sitúa en los dos próximos años a España como la economía más dinámica de la zona del euro. El FMI cifra el crecimiento económico de nuestro país en el 2,5% para 2015. Sin embargo, recordemos que, en los últimos años, el FMI se ha caracterizado por un bajo grado de acierto en sus pronósticos sobre España. El consenso de los economistas estima que España crecerá más de lo que prevé el FMI. El análisis de los indicadores de coyuntura refleja que la actividad económica en España podría haber crecido entre enero y marzo a un ritmo trimestral del 0,9% (superior al del cuarto trimestre del año pasado que fue del 0,7%) que, anualizado, representaría una velocidad de crucero del 3,6%. Además, el Indicador de Confianza Empresarial publicado por el INE esta semana va en la misma dirección. Registró un aumento del 4% en el segundo trimestre de 2015 respecto al primero; es más, por primera vez desde el inicio de esta encuesta los gestores de establecimientos empresariales que se declaran optimistas (mejoran sus expectativas) han superado a los pesimistas en la corta historia de este indicador que comenzó en el segundo trimestre de 2013.
Las reformas necesarias
Esta aceleración económica de España podría ser duradera a largo plazo si el gobierno continúa realizando las reformas estructurales necesarias que permitan seguir cambiando el patrón de crecimiento. Mantenerse en ese camino es fundamental para evitar que el crecimiento se estanque y se vuelva mediocre. Por tanto, hay que seguir reduciendo los impuestos, mejorar la formación profesional y cambiar el sistema de incentivos a la I+D+i. Se debe, además, seguir liberalizando los sectores intervenidos o regulados. Por último hay que seguir reformando el mercado de trabajo. Precisamente esta semana Mario Draghi criticó la rigidez de nuestro mercado laboral y pidió nuevas medidas de reforma, en especial aquellas dirigidas a reducir la dualidad entre el empleo temporal y el indefinido. Lo que significa que Draghi podría estar a favor de que España goce un contrato laboral único. El objetivo es reducir la brecha que existe entre los trabajadores temporales (3,5 millones) y los indefinidos (11 millones) que es superior a la del resto de los países europeos. Sin embargo, el presidente del BCE también tuvo buenas palabras para nuestro país y alabó la recuperación de la economía española. Efectivamente, en los doce últimos meses se han creado más de 600.000 puestos de trabajo. Un crecimiento del empleo que se genera por el aumento de la economía española que, entre otros factores, crece gracias a la mejora de la economía mundial.
En definitiva, el FMI constata que aunque la economía mundial está creciendo cada vez de forma más rápida, sin embargo lo hace en menor medida de lo que sería deseable. Para el caso de España el FMI destaca el elevado crecimiento económico y del empleo gracias a que es uno de los pocos países europeos donde ya se está reactivando el crédito y la inversión. Sin embargo, el botafumeiro del FMI y de Mario Draghi no debería relajarnos. Se debe mantener el programa de reformas estructurales que nos aseguren el crecimiento a largo plazo, nos alejen del temido estancamiento secular y mejore la situación económica y el bienestar de los ciudadanos.
Fuente: Rafael Pampillón y Cristina Mª de Haro. “Los riesgos de un crecimiento mediocre”. Expansión, 19 de Abril de 2015. Pagina 47.
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