El INE publicó hoy el Índice de Precios de Consumo que disminuyó en noviembre un 0,4% interanual, continuando la tendencia que mantiene desde junio de este año. Ya son seis meses de caídas de precios interanuales. Es el resultado, en parte, de la reducción de los costes energéticos que está aumentando la competitividad de las exportaciones. Otra lectura positiva de este dato es que menores precios permite que los jubilados y los trabajadores no pierdan poder adquisitivo y que los productos españoles continúen siendo muy competitivos en los mercados internacionales.
Cierto que en este final de este año se está produciendo una caída de los precios. Pero es en un escenario que por ahora no es deflacionista. Para que haya deflación tendrían que darse cuatro condiciones:
a) que el IPC tendría que estar bajando durante más de un año;
b) que la reducción de precios debería producirse de forma generalizada; lo que se está produciendo ahora es una caída del precio de sólo una parte de la cesta de la compra y, además, producida en el exterior;
c) que el gasto de los bienes de consumo duradero tendría que empezar a disminuir cuando en realidad está aumentando y no parece, al menos por ahora, que los consumidores españoles estén posponiendo sus decisiones de compra de bienes duraderos; y
d) que la cantidad de dinero tendría que disminuir cuando en realidad está aumentando gracias a las políticas monetarias expansivas que favorecen el crédito a las empresas y familias y, por tanto, el aumento del consumo y la inversión.
En todo caso las estimaciones del Banco de España y de FUNCAS señalan que a partir de ahora vamos a tener algo de inflación. En todo caso en 2015 la inflación española seguirá contenida.
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