Distintos datos económicos indican que España pueda estar saliendo de su peor crisis económica desde el comienzo de la democracia. Está por ver si la salida será agónica (a la Japonesa) o con tasas de crecimiento elevadas. Existen estudios que demuestran que los jóvenes que terminan sus estudios justo al comienzo de una crisis económica sufren consecuencias negativas en el largo plazo, incluso después de iniciarse la recuperación económica. Por un lado estos jóvenes pueden haber pasado varios meses o incluso años desempleados con la consiguiente pérdida de capital humano y experiencia laboral. También, algunos de estos jóvenes pueden haber sido obligados a tomar empleos de peor calidad, en peores empresas con peores perspectivas de promoción y crecimiento o simplemente en actividades o sectores que no se corresponden con su nivel formativo. Finalmente, cuando la economía despega es posible que las empresas prefieran contratar a los recién licenciados, dejando de lado aquellos que terminaron sus estudios cuatro o cinco años antes.
¿Qué futuro les espera a las generaciones de jóvenes que terminaron sus estudios al principio de la actual crisis, en 2008 o en 2009? ¿Podemos hablar de generación perdida?
No disponemos de datos del futuro y por tanto no podemos analizarlo pero sí podemos estudiar qué les ocurrió a aquellos jóvenes que terminaron sus estudios justo al inicio de anteriores crisis económicas. Esto es lo que hacemos Núria Rodríguez Planas (IZA y Queens College) y yo en un trabajo en curso en el que medimos el ingreso laboral y la probabilidad de empleo para distintas cohortes de jóvenes que terminaron sus estudios entre los años 1980 y 1992. Utilizando los datos de la vida laboral de estos jóvenes proporcionados por la Seguridad Social podemos seguir sus trayectorias laborales desde que terminan sus estudios hasta 15 años después.
Una comparativa interesante la ofrecen aquellos jóvenes que terminaron sus estudios entre 1990 y 1992. Los primeros “salieron” a la búsqueda de su primer empleo en un buen momento, justo en el apogeo de la bonanza económica proporcionada por las grandes inversiones en infraestructuras y construcción residencial avaladas por los fondos provenientes de Europa, por la perspectiva de la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona. Los últimos terminaron sus estudios e iniciaron su búsqueda de empleo en 1993, en un contexto muy complicado, de estallido de la burbuja inmobiliaria y crecimiento del desempleo que en 1994 llegaría a superar el 24% (en 1990 la tasa de desempleo era ocho puntos inferior).
Nuestras primeras estimaciones nos permiten determinar la penalización que la generación del 92 ha sufrido a lo largo de su carrera profesional por el simple hecho de haber terminado sus estudios en un mal momento. Los resultados de estas estimaciones son preliminares y deben tomarse con cautela. Los tres gráficos siguientes muestran la diferencia porcentual en los ingresos laborales mensuales para la generación que terminó sus estudios en 1992 en comparación a la de 1990. En estos gráficos se asigna valor 0 al ingreso laboral de aquellos individuos que no trabajan en un año determinado y por tanto los resultados muestran el efecto combinado de menores salarios y menor probabilidad de empleo para los que terminaron sus estudios en un contexto de crisis económica.
Gráfico 1. Diferencia porcentual en los ingresos laborales: cohorte que terminó sus estudios en 1992 vs. 1990. Eje horizontal: número de años desde que se finalizaron los estudios. Individuos con EDUCACIÓN SECUNDARIA
Gráfico 2. Diferencia porcentual en los ingresos laborales: cohorte que terminó sus estudios en 1992 vs. 1990. Eje horizontal: número de años desde que se finalizaron los estudios. Individuos con FORMACIÓN PROFESIONAL ó DIPLOMATURAS
Gráfico 3. Diferencia porcentual en los ingresos laborales: cohorte que terminó sus estudios en 1992 vs. 1990. Eje horizontal: número de años desde que se finalizaron los estudios. Individuos con LICENCIATURA UNIVERSITARIA O SUPERIOR
Comentarios:
- Sorprende la elevada penalización para los que terminan sus estudios tan sólo un par de años después de la cohorte que se gradúa en 1990. Ambas cohortes transitaron por los años de crisis económica, pero haber entrado en el mercado laboral un poco antes del comienzo de la crisis parece proporcionar una protección importante. Probablemente la diferencia entre los que tienen un contrato temporal y los que gozan de un contrato permanente esté detrás de este efecto.
- La penalización es inicialmente más elevada, como cabía esperar, pero persiste a lo largo de mucho años. Diez años después de haber terminado los estudios, y bien entrada la expansión de los 2000, sigue existiendo una penalización importante para todos los grupos.
- La penalización es más elevada para los grupos con mayor nivel educativo. Si la acumulación de experiencia laboral y la acumulación de capital humano dentro de la empresa es más importante para estos grupos, y probablemente lo sea, no es de extrañar que encontremos este resultado.
En las siguientes fases del estudio nos proponemos analizar qué factores explican esta penalización, su persistencia en el tiempo y las diferencias entre niveles educativos.
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