Al menos así lo ha anticipado el Banco de España en su Boletín Económico publicado esta mañana, al estimar que el PIB se contrajo de abril a junio un 0,1% trimestral, cuatro décimas menos que en el trimestre anterior, confirmando que la economía dejó atrás, en el tramo final de 2012, lo peor de la actual recesión y se aproxima al punto de inflexión. Esta previsión estaría alineada con la opinión de la mayoría de los servicios de estudios españoles, frente a una opinión algo más negativa de los analistas extranjeros (FMI, etc).
La moderación de la senda recesiva es consecuencia del buen tono de la demanda externa, que compensa la prolongada debilidad de la interna, que sigue lastrada por unas condiciones financieras todavía adversas y los procesos de desapalancamiento y de consolidación fiscal en marcha. En tasa interanual (últimos doce meses), la caída del PIB fue del 1,8% (-2% de enero a marzo). Este dato, que mejora levemente la previsión media del consenso de analistas (-0,2%), deberá ser confirmado por el INE: primero, el próximo martes, 30 de julio, presenta el avance del PIB y, posteriormente, el 29 de agosto, la Contabilidad Nacional con toda la información del segundo trimestre.
Por tanto, la contracción del 0,1% trimestral en abril-junio, la octava consecutiva, no sólo es sensiblemente menor que la del trimestre anterior (-0,5%), sino que, además, es la menor desde el 2T11, cuando arrancó la actual recesión. La aportación negativa de la demanda interna al crecimiento trimestral del PIB fue similar a la del trimestre precedente (-0,5 pp vs -0,6 pp). Aunque la inversión se redujo un 0,9% trimestral (-1% anterior), la inversión empresarial mantuvo las tasas positivas del trimestre anterior, en sintonía con la incipiente mejora de los indicadores (producción y entrada de pedidos de bienes de equipo, matriculación de vehículos de carga, grado de utilización de la capacidad productiva, etc.); mientras, la inversión en construcción prosiguió la senda de descenso, lastrado por sus dos componentes, tanto vivienda como obra civil.
En cuanto al gasto de las familias, se redujo un 0,4%, al igual que en el 1T13. Los fundamentos de esta variable siguen siendo débiles: al profundo ajuste de las rentas salariales (la renta salarial real cae por encima del 5% interanual y acumula un retroceso en seis años del 17,4% hasta niveles de hace una década), se añade la necesidad de proseguir el proceso de desapalancamiento y recuperar el dañado ahorro. Además, pese a los esperanzadores datos de empleo de estos meses (seguramente confirmados por la EPA del próximo jueves), habrá que esperar algo más de tiempo para confirmar un cambio de tendencia, más allá de mejoras estacionales.
Por lo que respecta a la demanda externa, mejoró su aportación al crecimiento del PIB, al pasar de 0,1 pp en enero-marzo a 0,4 pp en el 2T13. Esta mejoría fue consecuencia de un repunte de las exportaciones, tras dos trimestres consecutivos de caídas, gracias a la recuperación de la demanda mundial, pero, sobre todo, a la orientación de nuestras ventas hacia destinos extracomunitarios y a la creciente internacionalización de las empresas españolas. Además, las exportaciones de servicios turísticos están evolucionando de manera muy positiva con los primeros datos del verano, aprovechando además la inestabilidad de otros destinos del mediterráneo.
Por tanto, el Banco de España está certificando lo que ya se veía en los datos de los últimos meses. Poco a poco la intensidad del ajuste de la actividad se ha ido moderando, con un muy buen comportamiento de la demanda externa y una importante reducción de los desequilibrios. Más difícil será anticipar el perfil y la intensidad de la recuperación, que vendrá marcado tanto por el contexto externo, como por el mantenimiento de un adecuado ritmo en las reformas que necesita nuestra economía.
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