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En diciembre de 2007 se firmaron en España 1.126.808 contratos temporales, de los que 207.605 eran contratos de puesta a disposición realizados por ETT, lo que supuso una tasa de penetración del 18,42%, la más alta desde 1999. Los primeros años de la crisis han visto reducirse dicha tasa, hasta un valor de sólo un 11,18% en febrero de 2009, lo que no era buena noticia, puesto que las mejores garantías de cumplimiento de la normativa en la contratación temporal son las derivadas de dichos contratos.

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Desde 2009 hasta la actualidad la tasa de penetración de las ETT se ha ido paulatinamente recuperando, hasta niveles superiores al 16,5%, lo que sitúa dicha tasa ligeramente por encima de la media de la última década (15,16%). ¿Cabe esperar a partir de ahora un nuevo estancamiento en niveles cercanos al promedio? Mi impresión es que concurren varios factores para pensar que no, que se va a producir un cambio estructural en la contratación temporal en España y que las tasas de penetración de las ETT van a elevarse respecto a sus valores históricos.

En primer lugar, se está prooduciendo un cambio en las Administraciones Públicas. Como es bien sabido, las ETT han tenido hasta hace bien poco la imposibilidad legal para operar con Administraciones Públicas. Sin embargo, dicha limitación ha sido eliminada recientemente, y aunque todavía quedan algunos detalles normativos que pulir, parece que es una senda que está por fin abierta. Si a este factor unimos el hecho de que las Administraciones –a todos los niveles- ya han iniciado importantes procesos de racionalización y reducción de plantillas, o cabe pensar que lo irán haciendo en los próximos años –por convicción propia o imposición exterior, en caso de un rescate-, no es descabellado ligar ambos factores y prever que cuando en un futuro dichas Administraciones vuelvan a tener necesidades puntuales de trabajadores, podrán recurrir a la contratación a través de ETT en vez de generar estructura propia. Por cierto, esta operativa es habitual en los principales países europeos.

Por otra parte, la reducción del coste de despido para los contratos indefinidos junto a otros factores de la reforma laboral va a contribuir a poner freno a un problema de nuestro mercado de trabajo, la dualidad. Y esto se plasmará en una disminución de la contratación temporal, especialmente en aquellos casos en los que era empleada para sustituir a trabajadores contratados de manera indefinida. La gran mayoría de dichos contratos no forman parte de los realizados a través de ETT, por lo que el impacto de la reducción de la contratación será asimétrica, afectando menos a los contratos de puesta a disposición realizados por ETT,  lo que elevará su tasa de penetración.

Estos son sólo dos factores que permiten augurar un buen futuro al sector de las ETT, lo que en última instancia será positivo para nuestro mercado de trabajo, dado el papel dinamizador que estas empresas pueden aportar a la intermediación.

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