Según la Encuesta de Población Activa (EPA), publicada ayer, (y sobre la que Valentín escribió muy acertadamente ayer en este blog de economía) durante el primer trimestre de 2011, en España, el número de desempleados aumentó en 213.500 personas por lo que el número de parados supera ya los 4,9 millones. La tasa de desempleo subió también situándose en el 21,3% de la población activa, un punto más que en el trimestre anterior. Hay que remontarse quince años atrás para encontrar una tasa de paro más alta.
A esta mala noticia se une otra todavía peor, la economía española destruyó en el trimestre más de 256.000 puestos de trabajo. Se trata de una cifra record si se exceptúan el cuarto trimestre de 2008 y el primer trimestre de 2009. En tres años y medio se ha producido una reducción de casi 2,4 millones de empleos. Por tanto, junto con el elevado nivel de paro, lo más preocupante de la EPA, publicada ayer, es que continúa la pérdida de empleo. Así en el primer trimestre de este año se ha destruido más empleo que en los dos primeros trimestres de 2010.
En cuanto al perfil geográfico de los datos publicados ayer, aumenta el paro en todas las comunidades autónomas excepto en Madrid y La Rioja en que disminuye. Y se mantiene una fuerte disparidad en las tasas de paro entre el norte y el sur (ver cuadro). Esta polarización se explica porque la población activa ha seguido creciendo en la parte sur del país (Andalucía, Extremadura, Castilla la Mancha y Canarias) mientras se sitúa en crecimientos negativos en otras comunidades autónomas (Baleares, Cantabria, Castilla León, Valencia y Madrid). En cuanto al número de ocupados las mayores caídas se observan en las costas mediterráneas debido a razones estacionales y también al fuerte impacto que sigue tenido la crisis de la construcción residencial en determinadas zonas.
Aumentan los desanimados
La EPA confirma también la tendencia iniciada en el tercer trimestre de 2010: descenso del número de activos, es decir, hay menos personas que buscan trabajo lo que hace sospechar que está aumentando el número de personas que se desaniman y buscan otras alternativas como pueden ser: 1) establecerse en la economía sumergida, 2) replegarse en los hogares para hacer tareas domésticas, 3) si son extranjeros volver a su país de origen; así la EPA publicada ayer, confirma, la tendencia iniciada en el tercer trimestre de 2009 de descenso lento pero constante de población inmigrante ubicada en España, 4) si son españoles abandonar el país para trabajar en el extranjero y 5) formarse mejor para adaptarse a las nuevas demandas del mercado laboral.
El paro juvenil
Es evidente que la gente joven tiene más facilidad tanto para formarse como para emigrar. Sin embargo, es muy de preocupar el elevado paro juvenil que vuelve a aumentar y que supera por primera vez el 45%, situándose en el 45,4% (en Andalucía el 53%). Se trata de más de 867.000 jóvenes, entre 16 y 24 años que quieren trabajar y no encuentran trabajo. A esto se une otros dos datos escalofriantes: una caída en el primer trimestre de más de 85.000 ocupados en el colectivo de edad de 25 a 29 años y otra de 71.000 en los que tienen entre 30 y 34. En una perspectiva de tres años y medio la comparación es mucho más dramática. En 2007, España ocupaba a 5 millones de personas entre los 16 y 29 años y en el primer trimestre de 2011 la ocupación era solamente de 3 millones; se ha producido, por tanto, una caída de 2 millones. Destrucción de empleo juvenil que es el resultado de la explosiva combinación de sistema educativo ineficiente, falta de libertad en la negociación colectiva, salario mínimo alto, al menos para los jóvenes, elevadas cotizaciones a la Seguridad Social y aumento en las dificultades en la contratación eventual.
Paro inmigrante
La destrucción de empleo y de población activa no solo afecta a los jóvenes sino también a la población extranjera, sobre todo a la que trabajaba en el sector de la construcción. Los ocupados extranjeros han disminuido en los dos últimos años en 520.000 personas y en el primer trimestre de 2011 la destrucción de empleo inmigrante aumentó en 78.000 puestos de trabajo; una cantidad equivalente a la destrucción de empleo en el sector de la construcción (78.500) durante el trimestre. La tasa de paro inmigrante alcanzó, además, su máximo histórico situándose en el 32% de la población activa extranjera. En este contexto resulta curioso observar como siguen aumentando las remesas que se envían desde España. Las remesas enviadas deberían haberse reducido tanto por la reducción de la población inmigrante, como por la caída de la ocupación, así como por el aumento del número de parados. Sin embargo, aumentaron porque sube el empleo inmigrante en la economía informal.
La salida de la crisis
En resumen, en el primer trimestre la economía española continuó perdiendo empleo pero con mayor intensidad lo que indica que al menos en el mercado de trabajo todavía no se aprecian signos de recuperación. Seguimos siendo golpeados por una crisis muy grave que vive uno de los momentos más difíciles de su existencia. La EPA, publicada ayer, confirma también que durante el primer trimestre el PIB de la economía española se volvió a estancar. Y para poner a la economía otra vez en la senda del crecimiento y alcanzar en 2012 ó 2013 el PIB potencial es importante profundizar todavía más en las reformas, también en la de la negociación colectiva y en la del gasto público de las Comunidades Autónomas. De lo contrario a medio plazo seguirá habiendo víctimas: los jóvenes, los inmigrantes, las provincias costeras y los habitantes de las regiones poco favorecidas, como es el caso de Andalucía. A ello hay que unir la destrucción del tejido empresarial, es decir, de las pequeñas empresas ahogadas por falta de demanda y de crédito. Así, y según la EPA, durante el primer trimestre del año han desaparecido 100.000 trabajadores autónomos, 60.000 de ellos daban empleo a otras personas. Y a lo largo de toda la crisis ha habido una desaparición neta de 460.000 autónomos de los cuales 207.000 daban trabajo a terceros.
El paro registrado en abril
La semana que viene conoceremos el paro registrado del mes de abril que por motivos estacionales será bueno. Habrá una reducción en el número de parados. Nuestros políticos nos lo “venderán” como “brote verde” de cara a las elecciones de mayo. Desgraciadamente, después del verano, el número de parados volverá a ser muy alto. Mientras la economía española no supere sus dificultades presentes y recupere su buena salud no podrá haber cambios en la vida de millones de españoles que están en el paro. Pero para ello es indispensable tener un gobierno fuerte capaz de aplicar una política económica que genere a medio plazo la recuperación de los sectores más competitivos y creadores de empleo duradero a largo plazo.
Fuente: Rafael Pampillón. “El drama de cinco millones de personas“. Expansión (página 46); 30 de abril 2011.
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