Después de seis meses de espera, mañana más de 36 millones de españoles estamos llamados a votar para decidir quién gobernará nuestro país durante los próximos cuatro años. El nuevo gobierno tendrá que enfrentarse a dos problemas graves que sufre nuestra economía: a corto plazo, equilibrar las cuentas públicas, y a medio, seguir acometiendo reformas estructurales que aumenten la productividad. Tanto el Banco de España como la Comisión Europea han expresado su honda preocupación por estos dos temas: incrementar la productividad para que crezca la economía, y reducir el elevado déficit público, de modo que la deuda continúe bajando del 100% del PIB.
Este decrecimiento de la deuda generaría un clima de confianza en los mercados que permitiría mantener bajos los tipos de interés, acrecentaría las inversiones extranjeras y mejoraría las expectativas empresariales. Por eso, quizá lo más urgente, aunque no lo más importante, sea reducir el déficit para que la deuda pública deje de crecer. Para ello se precisa disminuir el gasto.
Las propuestas económicas de PP, PSOE y Ciudadanos para los próximos cuatros años parece que van en la buena dirección: es necesario reducir la deuda y cumplir con lo acordado con la Comisión Europea. Sólo Unidos Podemos (UP) es partidario de aumentar el gasto público de forma desorbitada (60.000 millones más durante la próxima legislatura), para lo cual propone derogar la modificación del artículo 135 de la Constitución. Una reforma que por ahora sigue vigente y que exige que todas las administraciones públicas se ajusten al principio de estabilidad presupuestaria, por lo que no pueden incurrir en un déficit estructural que supere lo establecido.
Cambios fiscales
Para alcanzar los objetivos de estabilidad y a la vez incrementar el gasto público, UP quiere aumentar el número de tramos del IRPF y elevar el tipo marginal de 45% al 55%. Desgraciadamente, esta medida no supondría una subida de la recaudación, complicaría el impuesto, desincentivaría la actividad empresarial y laboral, y fomentaría la economía sumergida. Los tributos excesivos que propone Podemos causarán en el contribuyente medio pérdidas de bienestar que no serían compensadas por lo que recibiría del Estado. Asimismo, UP propone eliminar las SICAV y crear un impuesto sobre las transacciones financieras.
En definitiva, si gobernara Podemos, todos estos cambios impositivos podrían deprimir la confianza empresarial y, con ella, podrían caer el ahorro, las inversiones, el crecimiento económico, el empleo y el consumo y, como consecuencia, se produciría un descenso sensible de los ingresos fiscales.
También el PSOE quiere subir el IRPF. En cambio, PP y Ciudadanos abogan por una disminución. El primero propone quitar dos puntos de cada tramo, mientras que el segundo recomienda reducirlo para los cuatro primeros tramos.
Sin embargo, el crecimiento económico no puede provenir solo de las rebajas fiscales que aumenten la demanda de consumo. Por eso, el PP, si gobernase, iría un poco más allá, centrando su programa en el crecimiento de la oferta productiva lo que significaría aumentos de la productividad.
Aumentar la productividad
España necesita un gobierno que eleve la productividad de nuestra economía como factor fundamental para a) prolongar la fase expansiva del ciclo económico con el fin de generar un crecimiento estable y duradero a largo plazo, b) consolidar nuestra presencia en el exterior y c) resolver los dos problemas estructurales más importantes que tiene planteados nuestra economía: la elevada tasa de paro y la sostenibilidad del sistema de pensiones. Por eso, tanto PSOE, como PP y Ciudadanos proponen invertir en tecnología y formación de los trabajadores, a fin de mejorar la productividad y la competitividad.
La decisión del pueblo británico de salir de la Unión Europea pone encima de la mesa, ahora más que nunca, la necesidad de mejorar la competitividad de la economía española. Las exportaciones con destino en Reino Unido se encarecerán por la reaparición de las tasas arancelarias y la depreciación de la libra esterlina. Por tanto, los fabricantes españoles tendrán que compensar esta reducción de la demanda por parte de las islas británicas con aumentos de competitividad que permitan obtener mayores cuotas de mercado en otros destinos. No está de más recordar que la competitividad de las exportaciones españolas ha sido la gran protagonista de la salida de la crisis y que contar con un sector exportador tecnológicamente desarrollado nos preparará para sortear con éxito las crisis que vendrán en un futuro. Y, en le futuro, esos aumentos de competitividad pasan por crecer en productividad. ¿Qué tiene que hacer el nuevo gobierno para incrementarla?
1) seguir insistiendo en la necesidad de un sistema educativo que premie la excelencia y que mejore el capital humano de las empresas, 2) dotar a éstas de más innovación (facilitando, por ejemplo, el aumento de la inversión en I+D), 3) conseguir una energía más barata, 4) alcanzar una mayor unidad de mercado o, lo que es lo mismo, reducir los costes de las empresas que se derivan de las diferentes normativas autonómicas y municipales y 5) favorecer el crecimiento en tamaño de las empresas.
Aumentar el tamaño de las empresas
En este sentido, Ciudadanos propone auditar la actual normativa mercantil, para detectar y eliminar las barreras que impiden el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas. Ello se debe a que las compañías españolas de más de 250 trabajadores son tan productivas como sus homólogas europeas. Por tanto, el que la productividad del país no sea mayor se debe al gran peso que tienen en nuestra economía las pequeñas empresas, muy superior al de la media comunitaria.
Es sabido que un menor tamaño nos hace más vulnerables. Las pequeñas empresas aparecen y desaparecen con mayor facilidad, ya que son más dependientes de las condiciones coyunturales del país. Un problema que se transmite al mercado de trabajo, ya que los negocios de menores dimensiones tienden a crear empleo temporal. Una dinámica que tiene como resultado mayores niveles de paro.
Además, aumentar el tamaño de las empresas mejora la cualificación de la mano de obra, reduce costes, resulta clave para exportar productos de alto valor añadido, consolida el tejido industrial, dinamiza y abarata la prestación de servicios que reciben los ciudadanos; en definitiva: potencia la situación económica del país y, con ella, el bienestar de los ciudadanos.
Mantenimiento de las pensiones
Los aumentos de productividad no sólo van a mejorar el mercado laboral sino que también, como propone el PP, pueden brindar la solución del otro gran problema de nuestra economía: la sostenibilidad del sistema de pensiones. La existencia de altas tasas de productividad puede acelerar el crecimiento del PIB y contribuir así a su mantenimiento. A mayor productividad, mayor producción, mayores salarios, mayores pagos en concepto de cotizaciones sociales y mayor recaudación para la Seguridad Social.
Todos estos factores tendrían que animar al votante a decantarse por una opción política que apueste por los pilares que sustentarán la recuperación de nuestra economía: contención en el gasto, disminución de la deuda, aumento de la competitividad y de la productividad. Lean los programas electorales y decidan. Nos estamos jugando el futuro de nuestro país.
Fuente: Rafael Pampillón. “Votar en clave económica”. Expansión 25 de junio de 2016. Página 38.
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