WP_Post Object ( [ID] => 16615 [post_author] => 28825 [post_date] => 2012-10-09 11:09:09 [post_date_gmt] => 2012-10-09 09:09:09 [post_content] => Una de tantas calamidades que está trayendo consigo la crisis en la Unión Europea es la reducción en las aportaciones al programa de movilidad universitaria Erasmus. Aun está por ver en cuanto se quedarán estas becas, pero creo personalmente, que es un error dejar de apoyar la integración europea de una manera tan sencilla, tan exitosa y tan atractiva para los jóvenes. Cuando analizamos la Unión Europea, las barreras culturales y de idioma se plantean siempre como uno de los principales obstáculos para la integración total. Este programa, que lleva funcionando ya 25 años, es una manera perfecta de desarrollar una conciencia europea, de convivir con estudiantes de otros países, de encontrar esa cultura y raices comunes que parece que no tenemos pero que solo hace falta convivir durante unos meses para darse cuenta de que hay muchas más cosas que nos unen que las que nos separan. Estamos hablando de una política de largo plazo, que hará que los lazos de crecimiento y de unión dentro de Europa sean más fuertes y permitan crecer de una manera más sostenible. Pero hace falta tiempo para poder ver los resultados y no son buenos tiempos para las políticas de oferta: ¿donde queda la libre movilidad de personas dentro de la Unión si no se favorece con políticas desde el origen? Los estudiantes españoles, que se caracterizan por dejar el hogar paterno muy tarde, tenían además una oportunidad de oro para independizarse y conocer otras culturas, otras lenguas y otros lugares. Con un futuro incierto dentro de España, la posibilidad de vivir en otro país europeo donde además podría aparecer alguna opción laboral o mejorar su empleabilidad ademas de sus conocimientos, parecía la politica perfecta para conseguir esa libre movilidad dentro de la Unión que, en teoría, ayudarían a reducir las bolsas de desempleo y a conseguir un mejor ajuste de oferta y demanda en el mercado laboral de otras regiones. Pero no, la austeridad ha ganado la mano, de nuevo... [post_title] => Reducción de becas Erasmus [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => reduccion-de-becas-erasmus [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2023-12-13 13:43:21 [post_modified_gmt] => 2023-12-13 12:43:21 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=16615 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 3 [filter] => raw )
Una de tantas calamidades que está trayendo consigo la crisis en la Unión Europea es la reducción en las aportaciones al programa de movilidad universitaria Erasmus.
Aun está por ver en cuanto se quedarán estas becas, pero creo personalmente, que es un error dejar de apoyar la integración europea de una manera tan sencilla, tan exitosa y tan atractiva para los jóvenes.
Cuando analizamos la Unión Europea, las barreras culturales y de idioma se plantean siempre como uno de los principales obstáculos para la integración total. Este programa, que lleva funcionando ya 25 años, es una manera perfecta de desarrollar una conciencia europea, de convivir con estudiantes de otros países, de encontrar esa cultura y raices comunes que parece que no tenemos pero que solo hace falta convivir durante unos meses para darse cuenta de que hay muchas más cosas que nos unen que las que nos separan. Estamos hablando de una política de largo plazo, que hará que los lazos de crecimiento y de unión dentro de Europa sean más fuertes y permitan crecer de una manera más sostenible.
Pero hace falta tiempo para poder ver los resultados y no son buenos tiempos para las políticas de oferta: ¿donde queda la libre movilidad de personas dentro de la Unión si no se favorece con políticas desde el origen?
Los estudiantes españoles, que se caracterizan por dejar el hogar paterno muy tarde, tenían además una oportunidad de oro para independizarse y conocer otras culturas, otras lenguas y otros lugares. Con un futuro incierto dentro de España, la posibilidad de vivir en otro país europeo donde además podría aparecer alguna opción laboral o mejorar su empleabilidad ademas de sus conocimientos, parecía la politica perfecta para conseguir esa libre movilidad dentro de la Unión que, en teoría, ayudarían a reducir las bolsas de desempleo y a conseguir un mejor ajuste de oferta y demanda en el mercado laboral de otras regiones. Pero no, la austeridad ha ganado la mano, de nuevo…
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