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La espantosa aritmética del ajuste español

El Presidente del gobierno Mariano Rajoy ha lanzado hoy un mensaje claro acerca de la necesidad de reducir el déficit público y ha amenazado con intervenir aquellas Comunidades Autónomas que no cumplan con los objetivos marcados.

Sin embargo, un simple cálculo de la aritmética del ajuste necesario arroja cifras escalofriantes que hacen dudar de que los objetivos marcados por el gobierno sean asumibles por una economía cuya tasa de desempleo está ya cercana al 25%.

Por un lado existe la evidencia del llamado multiplicador fiscal según el cual se estima que por cada euro de reducción del gasto público el PIB cae entre 0,7 y 1 euro (ver más información, aquí [1]). Por otro lado, cuando baja el PIB, sube el déficit público. Se ha argumentado que por cada euro de bajada del PIB, la recaudación fiscal en España baja 0,5 euros y que cuando desciende el PIB por valor de un euro sube el gasto público fruto de los estabilizadores automáticos, como por ejemplo las prestaciones por desempleo, en aproximadamente 0,1 euros (ver, aquí [2]).

Así las cosas, una bajada del gasto público no sólo no reduce el déficit en la cantidad inicialmente prevista sino que además produce una bajada del PIB y por tanto un aumento del ratio de déficit sobre producto interior bruto. Estos efectos se muestran en la siguiente gráfica donde se simula la caída porcentual del PIB para cada nivel de déficit público alcanzado.

Gráfico 1. Variación % del PIB según intensidad del ajuste fiscal medido por el tamaño del déficit público sobre el PIB

[3]

Como puede verse en el gráfico, los objetivos de déficit marcados por el gobierno del -5,3% para este año y del -3% para el año próximo llevarían a una reducción del PIB de 2,7 y 4,5 puntos porcentuales respectivamente. Estas bajadas del PIB son inasumibles para un país con una tasa de paro del 24% y un sistema financiero debilitado por una cartera de activos inmobiliarios con precio incierto. No es pues de extrañar que la Comisión Europea afirmase la semana pasada que España no cumplirá con sus objetivos de déficit público para este año y el próximo.

Si bien es imprescindible avanzar en la consecución de la estabilidad presupuestaria, ahora mismo el énfasis hay que ponerlo en fijar la adecuada velocidad del ajuste. No sirve de nada marcarse objetivos inasumibles que no hacen otra cosa que minar la confianza de los mercados en nuestro gobierno y en nuestra economía.