Parece que la dirección apostada por la UME, liderada por Alemania, tal y como comentaba Rafael Pampillón hace unos días (¿por que la reducción del déficit debería ser un objetivo prioritario?) en este blog, es la de reducir la deuda del sector público, ya que como él mismo comentaba a partir del límite del 80% se convierte en una rémora para el crecimiento. Esta norma se debería aplicar a todos los países de la Unión. Sin embargo, algunos economistas (Krugman, Koo…) proponen mantener el ritmo de gasto público o incluso aumentarlo con el fin de reactivar la actividad económica, independientemente de los niveles a los que se llegue, y cuando la economía se haya recuperado de la crisis, iniciar el proceso de reducción de deuda pública.
La idea de ampliar el gasto público, y por extensión la deuda de los países de la Unión Europea, debería pasar antes por una unificación de los sistemas fiscales de los países que la componen. Mientras cada uno haga sus propios recortes, y mande su propio mensaje al mercado (sobre el valor de su deuda), las primas de riesgo afectarán de manera diferencial a cada país. Este hecho junto con que no existe la posibilidad de utilizar la política monetaria de forma nacional es lo que termina haciendo que los gobiernos de los países se encuentren sin herramientas reales con las que luchar contra una situación como la actual. Así mientras, la situación fiscal sea la que es en la actualidad parece que no nos queda más que reducir las posibilidades futuras de riesgo reduciendo el déficit público, aunque eso haga más dificil (y más larga) la salida de la crisis.
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