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Se reducen los precios de las materias primas y el crecimiento de América Latina.

En las últimas semanas, los precios de las materias primas están cayendo, movimiento procedente de la caída en la demanda de China. Este país es el principal importador de materias primas del mundo, la mayoría de ellas procedentes de Latinoamérica.  Allí se importa una cantidad ingente de soja, desde Brasil y Argentina, harina de pescado, desde Peru y Chile y metales (cobre, hierro, alumninio…) y energía, principalmente desde Centro-América. Esta fuerte corriente importadora por parte de China ha provocado que las economías latinoamericanas dependan en gran medida de esta partida para mantener su crecimiento, pero eso también las deja sin resguardo en el caso de que haya una caída en la demanda procedente de Asia. 

El FMI presentó la semana pasada el informe «Las Americas: vientos cambiantes, nuevos desafios de la política» [1] en el que detalla la situación de los países del Centro y Sudamerica y su fuerte dependencia de las exportaciones, que llegan a ser en algunas regiones, el 10% de su PIB. En este informe cuentan como si bien esta zona se ha visto poco afectada por la  recesión mundial, la reducción en las expectativas de crecimiento de China (se esperaba un 9% de crecimiento en el 2011 que se ha ajustado al 8%) y la extensión en el tiempo de la crisis tanto en Estados Unidos (segundo receptor de estas exportaciones) y Europa, pueden hacer que la senda de crecimiento basada en las exportaciones de materias primas seguida hasta ahora se vea truncada.

El FMI propone dos escenarios, y en ambos la política monetaria sería el eje de la solución. En el primero, los precios de las materias primas bajarian, con lo que seria necesario que la política monetaria fuera menos restrictiva, para intentar compensar con demanda interna la reduccion de ingresos por parte de las exportaciones. En el segundo de los escenarios, los precios subirían, generando tensiones inflacionistas dentro de la región, por lo que se haría necesario continuar con políticas monetarias de corte restrictivo, como la que estan siguiendo casi todos los países Latinoamericanos en la actualidad. La política fiscal, en ambos escenarios, no deberia utilizarse para generar demanda, sino que deberia destinarse a consolidar las cuentas públicas, intentando reducir la deuda y generando un «colchón» por si las circunstancias hicieran necesario acudir a esta estrategia.

La utilización de estas dos políticas de manera combinada, ayudarían a reducir la dependencia de los países de latinoamerica de las exportaciones y estar en mejores condiciones para enfrentarse a cualquier tipo de shock externo.