WP_Post Object ( [ID] => 11345 [post_author] => 28818 [post_date] => 2011-09-06 09:00:01 [post_date_gmt] => 2011-09-06 07:00:01 [post_content] => Algunos medios destacaban ayer que, ante la extensión y el consiguiente agravamiento de la crisis de la deuda europea, la Comisión Europea ha constituido dos grupos de trabajo para evaluar los eurobonos como una posible salida a la situación. Querría retomar aquí las posibles razones y argumentos tras una iniciativa como ésta. Con respecto a la necesidad de una mayor integración fiscal en la Eurozona, remitimos al lector a un reciente post en este blog. En un post anterior decíamos que la falta de encaje entre las realidades monetaria y fiscal de la Eurozona, y la presión de los mercados para que sea resuelta, exigen respuestas más profundas, incluso más creativas. Entonces recogíamos la propuesta del presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, apoyada a su vez en el trabajo de los economistas Delpla y von Weizsäcker. Se trataría de dar un paso adelante hacia un futuro “Tesoro” común europeo mediante la creación de un “eurobono”, un pool común de deuda europea de responsabilidad compartida. La deuda de cada Estado miembro dentro del pool (blue bonds, garantizados por la UE) no podría superar el 60% de su PIB (límite de Maastricht), siendo el exceso (red bonds) responsabilidad exclusiva del país emisor. En caso de default, los primeros tendrían prioridad en su repago sobre los segundos. Delpla y von Weizsäcker defienden que el previsible volumen y la liquidez de los blue bonds europeos en circulación permitirían su competencia con los bonos estadounidenses, atrayendo a los inversores y reduciendo su riesgo incluso por debajo de la actual deuda alemana; la estabilidad regresaría a la deuda europea y su coste se contendría. Por otra parte, los mayores intereses a pagar por los red bonds deberían servir a los Estados como incentivo para respetar los compromisos de Maastricht, y su mayor riesgo exigiría a los inversores ser más cautelosos con la salud fiscal de los emisores, algo que no sucedió en el caso de Grecia. Sin embargo, como señalaba recientemente The Economist, esta alternativa no está exenta de dificultades prácticas. Tampoco de críticas, acaudilladas por la posición alemana, muy contraria al planteamiento de una deuda europea común. El presidente del BCE, Jean Claude Trichet, se sumaba hace unos días a esta posición. Vistas las dificultades prácticas, pero sobre todo políticas, ¿llegaremos a ver algún día eurobonos en circulación? [post_title] => A vueltas con los eurobonos [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => a-vueltas-con-los-eurobonos [to_ping] => [pinged] => https://economy.blogs.ie.edu/archives/2011/07/%c2%bfcomo-hemos-llegado-hasta-aqui.php https://economy.blogs.ie.edu/archives/2010/12/union-monetaria-%e2%80%a6-%c2%bfy-fiscal.php [post_modified] => 2023-12-13 13:42:33 [post_modified_gmt] => 2023-12-13 12:42:33 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=11345 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 5 [filter] => raw )
Algunos medios destacaban ayer que, ante la extensión y el consiguiente agravamiento de la crisis de la deuda europea, la Comisión Europea ha constituido dos grupos de trabajo para evaluar los eurobonos como una posible salida a la situación.
Querría retomar aquí las posibles razones y argumentos tras una iniciativa como ésta. Con respecto a la necesidad de una mayor integración fiscal en la Eurozona, remitimos al lector a un reciente post en este blog. En un post anterior decíamos que la falta de encaje entre las realidades monetaria y fiscal de la Eurozona, y la presión de los mercados para que sea resuelta, exigen respuestas más profundas, incluso más creativas. Entonces recogíamos la propuesta del presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, apoyada a su vez en el trabajo de los economistas Delpla y von Weizsäcker. Se trataría de dar un paso adelante hacia un futuro “Tesoro” común europeo mediante la creación de un “eurobono”, un pool común de deuda europea de responsabilidad compartida. La deuda de cada Estado miembro dentro del pool (blue bonds, garantizados por la UE) no podría superar el 60% de su PIB (límite de Maastricht), siendo el exceso (red bonds) responsabilidad exclusiva del país emisor. En caso de default, los primeros tendrían prioridad en su repago sobre los segundos. Delpla y von Weizsäcker defienden que el previsible volumen y la liquidez de los blue bonds europeos en circulación permitirían su competencia con los bonos estadounidenses, atrayendo a los inversores y reduciendo su riesgo incluso por debajo de la actual deuda alemana; la estabilidad regresaría a la deuda europea y su coste se contendría. Por otra parte, los mayores intereses a pagar por los red bonds deberían servir a los Estados como incentivo para respetar los compromisos de Maastricht, y su mayor riesgo exigiría a los inversores ser más cautelosos con la salud fiscal de los emisores, algo que no sucedió en el caso de Grecia.
Sin embargo, como señalaba recientemente The Economist, esta alternativa no está exenta de dificultades prácticas. Tampoco de críticas, acaudilladas por la posición alemana, muy contraria al planteamiento de una deuda europea común. El presidente del BCE, Jean Claude Trichet, se sumaba hace unos días a esta posición.
Vistas las dificultades prácticas, pero sobre todo políticas, ¿llegaremos a ver algún día eurobonos en circulación?
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