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España: la destrucción de empleo y elecciones anticipadas

Según la Encuesta de Población Activa (EPA) [1] publicada ayer, durante el año 2010, el número de desempleados en España aumentó en 370.000 personas por lo que el número de parados asciende a 4,7 millones. Como consecuencia la tasa de desempleo subió también a lo largo del año y en el último trimestre se situó en el 20,3% de la población activa. A esta mala noticia se une la destrucción de empleo. En el último trimestre se han destruido 137.000 puestos de trabajo y en el conjunto del año 2010, 240.000. Eso significa que a final del año 2010, había en España 18.408.000 trabajadores ocupados, lo que confirma la tendencia destructiva de empleo iniciada hace 3 años. Efectivamente, en el tercer trimestre de 2007, la ocupación alcanzó su máximo histórico 20.510.600 personas. En poco más de tres años, se ha producido una destrucción de 2,1 millones de puestos de trabajo. Por tanto, junto con el elevado nivel de paro, lo más preocupante de la EPA, publicada ayer, es que continúa la pérdida de empleo.

 Como continuación del post que ayer escribió Valentín Bote en este blog [2], quisiera centrar mi análisis en la destrucción de empleo sobre todo juvenil y en la población extranjera de baja cualificación y en la necesidad de cambiar el Gobierno de España.

Inmigrantes

Los ocupados extranjeros han disminuido en los dos últimos años en 450.000 personas y en el cuarto trimestre de 2010 la destrucción de empleo inmigrante aumentó de forma significativa: 88.000 puestos de trabajo menos. Se confirma, además, la tendencia iniciada en el tercer trimestre de 2009 de descenso de población inmigrante ubicada en España como consecuencia de las dificultades para encontrar empleo. En este contexto resulta curioso observar como a lo largo del año 2010 han ido aumentando las remesas que se envían desde España. Parece que los inmigrantes se están adaptando bastante bien a la crisis económica trabajando en la economía subterránea para poder hacer frente a sus necesidades económicas y seguir enviando dinero (remesas) a sus países de origen. No se debe olvidar que la grave recesión que atraviesa la economía española está afectando gravemente al desempleo y de forma muy especial al de la población inmigrante. Efectivamente en el cuarto trimestre de 2010 la tasa de paro inmigrante alcanzó su máximo histórico situándose en el 30,4% de la población activa extranjera. Por tanto, las remesas enviadas deberían haberse reducido. Sin embargo, aumentaron porque está subiendo el empleo inmigrante en la economía informal.

Paro juvenil

  Llama también la atención el elevado paro juvenil que vuelve a aumentar y que, según la EPA, publicada ayer, se acerca por primera vez al 43%. Se trata de más de 840.000 jóvenes, entre 16 y 24 años que quieren trabajar y no encuentran trabajo. Se une a esto otro dato escalofriante: una caída en el cuarto trimestre de más de 60.000 ocupados en el colectivo de edad de 25 a 29 años. En una perspectiva de tres años la comparación es mucho más dramática. En 2007, España ocupaba a 5 millones de personas entre los 16 y 29 años y en el cuarto trimestre de 2010 la ocupación era solamente de 3,2 millones; se ha producido una caída de 1,8 millones.  Ello se debe a que en un periodo de crisis el desempleo se ceba más en los jóvenes ya que para las empresas es más barato despedirlos que a los de más edad. Sin embargo, para un país este tipo de paro es un lastre económico, ya que los jóvenes son los que tienen una mayor flexibilidad geográfica y funcional, más capacidad de absorber las nuevas tecnologías y, por tanto, de aumentar la productividad de las empresas, y todo ello con menos exigencias salariales.

Los problemas

Al problema del aumento de la economía sumergida y del paro juvenil hay que unir el desgraciado proceso de desindustrialización de la economía española (en los 3 últimos años se destruyeron 637.000 empleos en la industria), la incertidumbre generada por una hipotética “intervención” de nuestra economía y la posibilidad de elecciones anticipadas en otoño y el bajo crecimiento económico. Para mejorar esta situación y poner a la economía en la senda del crecimiento es importante profundizar todavía más en las reformas [3], también en la reforma laboral, para que se favorezca la economía de superficie y dar más trabajo a la gente joven. De lo contrario no se reducirá el desempleo ni aumentará la ocupación y la gente joven tendrá que emigrar. Desgraciadamente, el número de parados seguirá siendo muy alto en 2011.

Elecciones anticipadas

De ahí que sea necesaria, desde mi punto de vista, la dimisión del Presidente del Gobierno de España y la convocatoria de elecciones generales. El resultado de esas elecciones, quizá  en Otoño, marcará la próxima etapa de le economía española. El gobierno que salga de las urnas estará legitimado para hacer las reformas que necesita la economía española [3]. Y ese nuevo Gobierno tendrá que tener voluntad y capacidad de concertación con otras fuerzas políticas. Los sindicatos, por su parte, deben seguir alejándose de posturas maximalistas. Probablemente, las reformas económicas sean el mayor reto tras tres años y medio de destrucción de empleo. De no seguir este camino el agravamiento de la situación en el mercado de trabajo podría degenerar en una frustración social de consecuencias impredecibles. De ahí que, mientras tanto, es fundamental que no se produzcan quiebras en la sociedad que terminen generando revueltas  sociales. El objetivo es conjugar las reformas económicas con la satisfacción de las necesidades sociales, empezando por la creación de empleo, siguiendo por la concesión de crédito y terminando con la contención de la subida de los precios (el lunes sabremos la inflación de enero).

Fuente: La destrucción de empleo: inmigrantes y jóvenes [4]. Expansión. 29 de enero 2011. Página 46