El contrato para jóvenes (menores de 30 años) propuesto (y después despropuesto) por parte de la Patronal en estos días (un contrato que al parecer ya existe en Francia, con un salario por debajo del salario mínimo interprofesional, sin cotizaciones sociales, sin prestación por desempleo ni indemnización por despido.
Pero hay algunas diferencias, por un lado, la tasa de desempleo entre los jóvenes españoles, según las cifras del INE es de 42,9%, mientras que en Francia se situa en torno al 25%. En Francia, el salario mínimo interprofesional es de 1.350 euros, mientras que en España es de 633 euros. Si hablamos en términos estrictamente economicos, el abaratamiento del coste salarial y la opción de eliminar las restricciones de los salarios de los jóvenes a la baja, con un contrato de estas condiciones, cambiaría la situación del mercado laboral, aumentando las posibilidades de contratación de los menores de 30 años. Pero… y despues, qué? el concepto de mileurista que ya utilizamos de manera habitual en nuestro lenguaje, no deja de significar una situación de contratacion precaria, temporal y que no permite llegar a estandares de vida autosuficiente. Esta situación ha provocado que la edad de inicio de independencia de la familia se haya retrasado, al igual que la edad de matrimonio y maternidad. La posible reducción de estos salarios puede implicar un coste social para el país mucho mayor que el ahorro económico para las empresas (por no decir que si Ford levantara la cabeza, se preguntaría donde han quedado los salarios de eficiencia…) y su posible traslado al incremento de la producción de los mismos. Porque damos por supuesto que los jóvenes españoles seguirán aumentando su empleabilidad a lo largo del tiempo (estudiando en los periodos de desempleo, buscando una carrera profesional coherente…), y que disponer de trabajo a cualquier coste les ayudará a encontrar en el futuro un puesto de trabajo mejor, pero, ¿hasta cuando?
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