El BCE ha decidido hoy recortar en 50 pb su principal tipo de intervención, que queda situado en el 3,25%. El pasado 8 de octubre ya estrenó esta nueva dirección de la política monetaria con una bajada de tipos de igual cuantía coordinada con otros bancos centrales, dejando atrás la puntillosa preocupación por las presiones inflacionistas que en julio había provocado una subida de 25 pb ya entonces difícil de explicar. La recesión económica global y el consiguiente desplome de los precios de las materias primas han dado un giro radical a las prioridades de la política monetaria, como bien atestiguan otros dos movimientos de bancos centrales registrados hoy: el Banco de Inglaterra ha recortado su tipo de referencia nada menos que en 150 pb (se sitúa en el 3%, por debajo del tipo oficial del BCE) y el banco central suizo ha rebajado su tipo objetivo (Libor a tres meses) en 50 pb, recortando su nivel de financiación al sistema crediticio hasta el 0,6%. A la luz de estas dos respuestas europeas, la del BCE casi resulta pausada y calma, propia de quien no quisiera despeinarse por las urgencias del momento. ¿Está justificada la diferencia?
No del todo. Los tres bancos centrales se enfrentan a la más que probable contracción de sus respectivas economías en 2009 y el riesgo inflacionista se ha convertido, también en los tres casos, en algo aún peor: riesgo de deflación. Y es que la inflación de la zona euro podría llegar a descender en los próximos meses por debajo del 1%. Si a esta situación se añade el detalle de que el crédito a empresas y consumidores y la financiación interbancaria se encuentran progresivamente estrangulados y que los tipos de interés realmente soportados por la economía se sitúan cientos de puntos básicos por encima de los oficiales (sólo los interbancarios se acercan a los 200 pb), las cautelas a la hora de aligerar el grifo monetario parecen poco apropiadas.
En cualquier caso, con mayor o menor parsimonia, el objetivo acabará siendo el mismo: tipos oficiales en mínimos históricos. El mercado aún no anticipa recortes del BCE hasta más allá del 2,25%-2,50%, pero ya lo hará. No sería sorprendente un nivel de llegada en la zona 1%-1,50%. Quiere esto decir que el celebrado descenso de los tipos interbancarios de los últimos días, que ha obedecido casi exclusivamente a la evolución de las expectativas de tipos oficiales y no a la reducción de las primas de riesgo, se prolongará en las próximas semanas. El propio presidente del banco central ha dejado hoy bastante claro en su comparecencia ante la prensa que seguirán bajando tipos. Incluso ha reconocido que llegó a plantearse en la reunión un recorte de 75 pb. Y, al decirlo, parecía que hasta se despeinaba un poco.
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