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    [post_content] => Casi con una probabilidad del 100%, el BCE va a mantener el tipo oficial en el 4,25% en su primera reunión tras las vacaciones. La bajada del precio del petróleo desde 145 a 106 dólares barril dará un respiro a la inflación en los próximos meses, permitiendo a la autoridad monetaria europea reevaluar la coyuntura económica. No olvidemos que teniendo en cuenta los retardos con los que afectan los movimientos de tipos a la actividad real, el BCE a la hora de tomar decisiones debe anticipar cómo estará la economía en un horizonte de 6-9 meses. En este sentido, las cosas están cambiando a gran velocidad, pues mientras las perspectivas de evolución de la inflación en los próximos meses son ahora positivas (por ejemplo, en España podría cerrar el año incluso por debajo del 4%), no ocurre lo mismo con el crecimiento que retrocedió en la UEM un 0,2% en el 2T (el peor dato desde la crisis de 1993).


Es cierto que parte del ajuste de la actividad se ha debido a un efecto compensación tras un primer trimestre con una climatología anormalmente benigna en centroeuropa. Pero los datos desagregados tanto por países, como por componentes de la demanda, así como los indicadores adelantados del tercer trimestre no permiten ser demasiado optimistas. De hecho, se está revisando las previsiones de crecimiento este año del 1,7% al 1,2%-1,3% y para 2009 se duda mucho de que se alcance el 1% de crecimiento del PIB. Desde luego, con los países periféricos prácticamente estancados (Irlanda, Italia y España) y con caídas de la actividad en Francia y Alemania en el 2T, el panorama es bastante desalentador. Con el consumo y la inversión reduciéndose en el 2T no parece que la demanda interna pueda aportar mucho crecimiento en los próximos trimestres, a lo que se une un frenazo de las exportaciones a raíz de la desaceleración global y de la fortaleza del euro. Con todo ello, el sesgo de la política monetaria debería cambiar en los próximos meses y si el invierno es tan duro como parece anticiparse en estos momentos, el BCE podría bajar tipos en los primeros meses de 2009. El efecto sería un acercamiento del euribor 12 meses al 4% a finales de 2009, lo que daría un respiro a la actividad.

Sin embargo, el debate en las jornadas previas a la reunión del BCE no ha estado centrado tanto en las perspectivas de política monetaria, como en la posibilidad de que se cambien las reglas de admisión de garantías (o colaterales) en las subastas del BCE. Debemos recordar que cuando el banco central presta dinero a los bancos, éstos tienen que entregar unas garantías a cambio. Estos colaterales son activos financieros de muy buena calidad: deuda pública, renta fija privada, titulizaciones, etc. Pues bien, parece que el BCE quiere endurecer los requisitos de admisión de títulos, bien endureciendo la calidad de los mismos (subiendo el “rating”), bien aumentando el descuento (“haircut”) al que se valoran. Todo ello, en medio de la ya clásica campaña de los medios anglosajones contra nuestro país, en la que tan pronto hablan de “cerdos en el fango”, como de bancos y cajas españolas que estarían entregando titulizaciones de bajísima calidad al BCE para financiarse y, por tanto, abusando de la liquidez del banco central, al tener cortados otros canales alternativos de financiación. Evidentemente lo anterior denota desconocimiento, maledicencia o, ambas cosas a la vez. Los bancos españoles están obteniendo un 10% del dinero que presta el BCE (cerca de 50.000 millones de euros), algo que coincide con el peso del sistema financiero español (o de nuestra economía) en Europa. Son los bancos de países como Alemania, los que al captar una liquidez cercana al 40% del total, utilizarían de manera muy intensiva este recurso al BCE. Y, en cuanto a los activos entregados como garantía, los nuestros tienen la misma calidad que los utilizados por los demás, como así lo refrendan las agencias de “rating”. Teniendo en cuenta la restricción de crédito que está en marcha, el BCE no debería entrar en este juego y, en todo caso, si piensa que el sistema es mejorable, dejar los cambios para cuando la tormenta haya amainado.


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4
Sep

Los dilemas del Banco Central Europeo

Escrito el 4 septiembre 2008 por José Ramón Diez Guijarro en Uncategorized

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Es cierto que parte del ajuste de la actividad se ha debido a un efecto compensación tras un primer trimestre con una climatología anormalmente benigna en centroeuropa. Pero los datos desagregados tanto por países, como por componentes de la demanda, así como los indicadores adelantados del tercer trimestre no permiten ser demasiado optimistas. De hecho, se está revisando las previsiones de crecimiento este año del 1,7% al 1,2%-1,3% y para 2009 se duda mucho de que se alcance el 1% de crecimiento del PIB. Desde luego, con los países periféricos prácticamente estancados (Irlanda, Italia y España) y con caídas de la actividad en Francia y Alemania en el 2T, el panorama es bastante desalentador. Con el consumo y la inversión reduciéndose en el 2T no parece que la demanda interna pueda aportar mucho crecimiento en los próximos trimestres, a lo que se une un frenazo de las exportaciones a raíz de la desaceleración global y de la fortaleza del euro. Con todo ello, el sesgo de la política monetaria debería cambiar en los próximos meses y si el invierno es tan duro como parece anticiparse en estos momentos, el BCE podría bajar tipos en los primeros meses de 2009. El efecto sería un acercamiento del euribor 12 meses al 4% a finales de 2009, lo que daría un respiro a la actividad.

Sin embargo, el debate en las jornadas previas a la reunión del BCE no ha estado centrado tanto en las perspectivas de política monetaria, como en la posibilidad de que se cambien las reglas de admisión de garantías (o colaterales) en las subastas del BCE. Debemos recordar que cuando el banco central presta dinero a los bancos, éstos tienen que entregar unas garantías a cambio. Estos colaterales son activos financieros de muy buena calidad: deuda pública, renta fija privada, titulizaciones, etc. Pues bien, parece que el BCE quiere endurecer los requisitos de admisión de títulos, bien endureciendo la calidad de los mismos (subiendo el “rating”), bien aumentando el descuento (“haircut”) al que se valoran. Todo ello, en medio de la ya clásica campaña de los medios anglosajones contra nuestro país, en la que tan pronto hablan de “cerdos en el fango”, como de bancos y cajas españolas que estarían entregando titulizaciones de bajísima calidad al BCE para financiarse y, por tanto, abusando de la liquidez del banco central, al tener cortados otros canales alternativos de financiación. Evidentemente lo anterior denota desconocimiento, maledicencia o, ambas cosas a la vez. Los bancos españoles están obteniendo un 10% del dinero que presta el BCE (cerca de 50.000 millones de euros), algo que coincide con el peso del sistema financiero español (o de nuestra economía) en Europa. Son los bancos de países como Alemania, los que al captar una liquidez cercana al 40% del total, utilizarían de manera muy intensiva este recurso al BCE. Y, en cuanto a los activos entregados como garantía, los nuestros tienen la misma calidad que los utilizados por los demás, como así lo refrendan las agencias de “rating”. Teniendo en cuenta la restricción de crédito que está en marcha, el BCE no debería entrar en este juego y, en todo caso, si piensa que el sistema es mejorable, dejar los cambios para cuando la tormenta haya amainado.


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Es cierto que parte del ajuste de la actividad se ha debido a un efecto compensación tras un primer trimestre con una climatología anormalmente benigna en centroeuropa. Pero los datos desagregados tanto por países, como por componentes de la demanda, así como los indicadores adelantados del tercer trimestre no permiten ser demasiado optimistas. De hecho, se está revisando las previsiones de crecimiento este año del 1,7% al 1,2%-1,3% y para 2009 se duda mucho de que se alcance el 1% de crecimiento del PIB. Desde luego, con los países periféricos prácticamente estancados (Irlanda, Italia y España) y con caídas de la actividad en Francia y Alemania en el 2T, el panorama es bastante desalentador. Con el consumo y la inversión reduciéndose en el 2T no parece que la demanda interna pueda aportar mucho crecimiento en los próximos trimestres, a lo que se une un frenazo de las exportaciones a raíz de la desaceleración global y de la fortaleza del euro. Con todo ello, el sesgo de la política monetaria debería cambiar en los próximos meses y si el invierno es tan duro como parece anticiparse en estos momentos, el BCE podría bajar tipos en los primeros meses de 2009. El efecto sería un acercamiento del euribor 12 meses al 4% a finales de 2009, lo que daría un respiro a la actividad.

Sin embargo, el debate en las jornadas previas a la reunión del BCE no ha estado centrado tanto en las perspectivas de política monetaria, como en la posibilidad de que se cambien las reglas de admisión de garantías (o colaterales) en las subastas del BCE. Debemos recordar que cuando el banco central presta dinero a los bancos, éstos tienen que entregar unas garantías a cambio. Estos colaterales son activos financieros de muy buena calidad: deuda pública, renta fija privada, titulizaciones, etc. Pues bien, parece que el BCE quiere endurecer los requisitos de admisión de títulos, bien endureciendo la calidad de los mismos (subiendo el “rating”), bien aumentando el descuento (“haircut”) al que se valoran. Todo ello, en medio de la ya clásica campaña de los medios anglosajones contra nuestro país, en la que tan pronto hablan de “cerdos en el fango”, como de bancos y cajas españolas que estarían entregando titulizaciones de bajísima calidad al BCE para financiarse y, por tanto, abusando de la liquidez del banco central, al tener cortados otros canales alternativos de financiación. Evidentemente lo anterior denota desconocimiento, maledicencia o, ambas cosas a la vez. Los bancos españoles están obteniendo un 10% del dinero que presta el BCE (cerca de 50.000 millones de euros), algo que coincide con el peso del sistema financiero español (o de nuestra economía) en Europa. Son los bancos de países como Alemania, los que al captar una liquidez cercana al 40% del total, utilizarían de manera muy intensiva este recurso al BCE. Y, en cuanto a los activos entregados como garantía, los nuestros tienen la misma calidad que los utilizados por los demás, como así lo refrendan las agencias de “rating”. Teniendo en cuenta la restricción de crédito que está en marcha, el BCE no debería entrar en este juego y, en todo caso, si piensa que el sistema es mejorable, dejar los cambios para cuando la tormenta haya amainado.

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