En un reciente artículo de Christina Binkley en The Wall Street Journal (The ‘sex’ effect: empowering to some, trashy to others) se explica como la serie de televisión Sexo en Nueva York (que ha dado origen a la película Sex and the City, en castellano Sexo en Nueva York) consiguió que toda una generación de mujeres se vistiese de modo más femenino en sus lugares de trabajo sin necesidad de seguir imitando la indumentaria que llevaban los hombres. Christina Binkley explica que lo que empezó bien terminó en una moda provocativa (grandes escotes, ombligos o piernas al aire) más empobrecedora que liberadora.
Advierte también que muchas mujeres parecen no darse cuenta de que la liberación depende de tener verdadero poder y no de poder llevar ropa atrevida. Muchas no son conscientes de que esa liberación –la de vestir de una manera agresiva– está precisamente saboteando su propio avance profesional. Vestir adecuadamente y de forma discreta sigue considerándose una aptitud social y laboral indispensable para subir en el escalafón. Y cita a varias altas ejecutivas cuyo modo de vestir tiene más que ver con la sutileza que con lo exagerado.
Este artículo de Christina Binkley me trajo a la memoria la pregunta ¿Por qué se suele considerar atractivo el recato? que se hace Frank en el libro “El economista naturalista”. La contestación de Frank a esa pregunta es más o menos la siguiente: Los hombres y mujeres solteros suelen poner bastante empeño en encontrar una pareja para casarse. Con esta finalidad salen de noche y a veces piden ayuda a sus amigos y familiares para encontrar a su media naranja. No obstante, la mayoría de las personas suelen rechazar a parejas que podrían interesarles si éstas manifiestan demasiado interés por encontrar pareja.
¿Por qué se valora el recato y la discreción en los pretendientes? Robert Frank responde que la mayoría de los solteros aspiran a tener una pareja que sea cariñosa, inteligente, sana, sincera, emocionalmente estable y atractiva. Algunas de estas cualidades son fáciles de detectar, otras, no tanto. Una persona que poseyese todas estas cualidades estaría muy solicitada y, por tanto, poco desesperada por encontrar pareja. Justo lo contrario le ocurriría a una persona que supiese que falla en muchas de las cualidades que no se detectan a simple vista. Es probable que haya sido rechazada muchas veces y no pueda ocultar su ansia por conseguir pareja utilizando ropa más atrevida.
Para encontrar pareja, al igual que en el trabajo, un cierto grado de recato resulta conveniente. Las personas que saben que valen no suelen estar desesperadas por encontrar pareja.
Fuente:
Aceprensa
“El economista naturalista”
The ‘sex’ effect: empowering to some, trashy to others
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