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Sólo hay que fijarse en el PIB publicado en EEUU la semana pasada (+0,6% en tasa trimestral anualizada), para darse cuenta de que un dato negativo puede tener un impacto positivo sobre el mercado si mejora las estimaciones (-0,5%/+0,5%). El PIB no se contrajo en el primer trimestre, pero la economía americana lleva estancada un semestre, muy lejos de sus ritmos de crecimiento potencial (2,7%-3%). Además, el crecimiento no fue negativo gracias a la acumulación no deseada de inventarios (aportó  0,7 p.p. al PIB) que tendrá un efecto negativo en próximos trimestres. Lo importante es que el crecimiento de la demanda interna, excluido inventarios (ventas finales) ha retrocedido un 0,4% (registro más débil desde 1991). Los dos principales componentes de la demanda agregada se han debilitado significativamente: el consumo sólo crece un 1,0% y la inversión fija retrocede un 9,7% (peor dato desde el 4T01). Persiste el fuerte ajuste de la inversión en construcción residencial (-26,7%) y se observa ya contagio al sector no residencial (-2,5%). Además de las existencias, sólo fue esperanzadora la fortaleza de las exportaciones (5,5%), que permite de nuevo una aportación positiva del sector exterior al crecimiento del PIB (0,2 p.p.).  De hecho, lo más probable es que en el segundo trimestre el crecimiento sea negativo y sólo volvería a la zona positiva en el 3T gracias a los cheques que devolverá el gobierno a las familias. Después mantendrá una elevada debilidad al menos hasta el primer semestre de 2009.

Una crisis como la actual suele tener tres etapas: en la primera se produce un ajuste en el sector financiero tras años de excesos, en la segunda la restricción crediticia afecta al crecimiento y en la última la desaceleración económica vuelve a impactar en los balances de los bancos. Probablemente estamos al principio de la segunda etapa y, por tanto, me temo que el camino hasta ver la luz al final del túnel va a ser largo.




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El retorno del optimismo

Escrito el 5 mayo 2008 por José Ramón Diez Guijarro en Uncategorized

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Sólo hay que fijarse en el PIB publicado en EEUU la semana pasada (+0,6% en tasa trimestral anualizada), para darse cuenta de que un dato negativo puede tener un impacto positivo sobre el mercado si mejora las estimaciones (-0,5%/+0,5%). El PIB no se contrajo en el primer trimestre, pero la economía americana lleva estancada un semestre, muy lejos de sus ritmos de crecimiento potencial (2,7%-3%). Además, el crecimiento no fue negativo gracias a la acumulación no deseada de inventarios (aportó  0,7 p.p. al PIB) que tendrá un efecto negativo en próximos trimestres. Lo importante es que el crecimiento de la demanda interna, excluido inventarios (ventas finales) ha retrocedido un 0,4% (registro más débil desde 1991). Los dos principales componentes de la demanda agregada se han debilitado significativamente: el consumo sólo crece un 1,0% y la inversión fija retrocede un 9,7% (peor dato desde el 4T01). Persiste el fuerte ajuste de la inversión en construcción residencial (-26,7%) y se observa ya contagio al sector no residencial (-2,5%). Además de las existencias, sólo fue esperanzadora la fortaleza de las exportaciones (5,5%), que permite de nuevo una aportación positiva del sector exterior al crecimiento del PIB (0,2 p.p.).  De hecho, lo más probable es que en el segundo trimestre el crecimiento sea negativo y sólo volvería a la zona positiva en el 3T gracias a los cheques que devolverá el gobierno a las familias. Después mantendrá una elevada debilidad al menos hasta el primer semestre de 2009.

Una crisis como la actual suele tener tres etapas: en la primera se produce un ajuste en el sector financiero tras años de excesos, en la segunda la restricción crediticia afecta al crecimiento y en la última la desaceleración económica vuelve a impactar en los balances de los bancos. Probablemente estamos al principio de la segunda etapa y, por tanto, me temo que el camino hasta ver la luz al final del túnel va a ser largo.




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Sólo hay que fijarse en el PIB publicado en EEUU la semana pasada (+0,6% en tasa trimestral anualizada), para darse cuenta de que un dato negativo puede tener un impacto positivo sobre el mercado si mejora las estimaciones (-0,5%/+0,5%). El PIB no se contrajo en el primer trimestre, pero la economía americana lleva estancada un semestre, muy lejos de sus ritmos de crecimiento potencial (2,7%-3%). Además, el crecimiento no fue negativo gracias a la acumulación no deseada de inventarios (aportó 0,7 p.p. al PIB) que tendrá un efecto negativo en próximos trimestres. Lo importante es que el crecimiento de la demanda interna, excluido inventarios (ventas finales) ha retrocedido un 0,4% (registro más débil desde 1991). Los dos principales componentes de la demanda agregada se han debilitado significativamente: el consumo sólo crece un 1,0% y la inversión fija retrocede un 9,7% (peor dato desde el 4T01). Persiste el fuerte ajuste de la inversión en construcción residencial (-26,7%) y se observa ya contagio al sector no residencial (-2,5%). Además de las existencias, sólo fue esperanzadora la fortaleza de las exportaciones (5,5%), que permite de nuevo una aportación positiva del sector exterior al crecimiento del PIB (0,2 p.p.). De hecho, lo más probable es que en el segundo trimestre el crecimiento sea negativo y sólo volvería a la zona positiva en el 3T gracias a los cheques que devolverá el gobierno a las familias. Después mantendrá una elevada debilidad al menos hasta el primer semestre de 2009.

Una crisis como la actual suele tener tres etapas: en la primera se produce un ajuste en el sector financiero tras años de excesos, en la segunda la restricción crediticia afecta al crecimiento y en la última la desaceleración económica vuelve a impactar en los balances de los bancos. Probablemente estamos al principio de la segunda etapa y, por tanto, me temo que el camino hasta ver la luz al final del túnel va a ser largo.

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