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Caídas en el consumo y en la inflación.

En España, el crecimiento del IPCA (Índice de Precios de Consumo Armonizado) se ha situado en abril en el 4,2% [1]. Ello ha supuesto una bajada en la inflación por primera vez en siete meses. En el mes pasado, marzo, el crecimiento del IPCA alcanzó su máximo histórico: 4,6%. Ahora que la economía española muestra claros signos de desaceleración, el crecimiento de los precios también se debilita. De todas formas nuestra inflación sigue siendo muy alta y superior al resto de los países de la eurozona. (La inflación armonizada en la zona euro alcanzó el 3.3% en marzo, todavía lejos del objetivo del 2% y, por tanto, principal obstáculo para que el Banco Central Europeo reduzca los tipos de interés, que hoy se encuentran en 4%).


Los principales responsables de las altas tasas de inflación en España, en Europa y en el mundo siguen siendo las espectaculares subidas de los precios del petróleo, de los metales y el de muchos alimentos básicos. Efectivamente, los precios del petróleo, de los cereales o del cacao, han alcanzado niveles récord. El arroz ha duplicado su precio en un año, el maíz ha tenido un aumento del 70% y el trigo de 92% en el mismo período, es decir, en un año. El petróleo está por encima de 117 dólares por barril.

¿Por qué en España se reduce el crecimiento de los precios? Porqué España está pasando de haber tenido un fuerte crecimiento económico a tener una caída importante en la demanda de consumo y de vivienda que se traduce en una menor tasa de crecimiento y una menor inflación. Esta desaceleración en la demanda está compensando, en parte, algunas de las presiones inflacionarias de las materias primas. En el futuro estas caídas en la inflación serán tanto mayores cuanto más aumente el desempleo y también cuanto más aumente el Euríbor (que en este mes de abril, que hoy termina, ha alcanzado su máximo anual) que reducirá la capacidad de crédito y, por tanto, de demanda de bienes de consumo duradero y de inversión. Además las subidas de tipos de interés reducen la renta disponible para el consumo ya que las familias deben dedicar una mayor parte de la renta disponible al pago de las hipotecas.

Insistimos en que la inflación está erosionando la demanda, es decir, la capacidad de compra de los españoles ya que reduce su poder adquisitivo. Una prueba de este deterioro en el consumo es que las ventas del comercio al por menor vienen registrando descensos en términos reales desde diciembre del año pasado (el último dato publicado por el INE, el de marzo, registró el descenso mayor en décadas: -8,7% [2]) por lo que no sería de extrañar que el comercio minorista en España se esté encaminando hacia un ajuste. Es decir, a medida que el consumo se enfría, las cadenas aplazarán la apertura de nuevas tiendas, reducirán sus inventarios y se prepararán para tiempos más difíciles.

La venta de los productos de alimentación, en términos reales, disminuyeron en marzo un 5,1%, mientras que los productos no alimenticios bajan un 11,2%. Si se elimina el efecto calendario, el índice de comercio al por menor a precios constantes registra una disminución del 5,5%. El efecto calendario del mes de marzo está determinado tanto por la diferencia del número de días hábiles como por la Semana Santa, que ha tenido lugar este año en el mes de marzo, mientras que en 2007 tuvo lugar en abril.

En el futuro, en España, habrá que esperar menores tasas de inflación, no solo por el menor crecimiento económico español, sino también por la recesión de EEUU que hará que los precios globales de las materias primas puedan caer y con ellos también dejarán de incrementarse los precios de muchos bienes y servicios. Estas caídas serán tanto mayores cuanto más aumenten el desempleo y el exceso de capacidad en EEUU.