Este jueves 13 de marzo, el Instituto Nacional de Estadística de España nos dará el dato definitivo del crecimiento de IPC para el mes de febrero. Nos dirá que la inflación española se ha situado en el 4,4% en los últimos 12 meses. Es decir, desde el 1 de marzo de 2007 al 29 de febrero de 2008. El dato es muy malo porque se trata del nivel más alto desde enero de 1997 (fecha en que comenzó a calcularse este indicador). Navegando por el El Banco de la República (que así se llama el banco central de Colombia) me encontré con estos parrafos que los he readaptado para este blog. El título es: “Una inflación baja y estable mejora el bienestar de la población”. Y dice lo siguiente:
1) Una inflación baja promueve el uso eficiente de los recursos productivos. Por el contrario, cuando la inflación es alta una parte del tiempo de los individuos y una parte de los recursos de la economía se invierten en la búsqueda de mecanismos para defenderse de la inflación. Es el llamado “coste en suela de zapatos” que es el tiempo que la gente pierde por intentar evitar la inflación. Así por ejemplo, cuando la inflación es alta las empresas deben destinar más recursos al manejo de algunos de sus activos para evitar pérdidas financieras. Estos son usos improductivos que no generan riqueza a la sociedad.
2) Una inflación baja disminuye la incertidumbre. Se ha observado que las economías con alta inflación también padecen de una inflación más volátil. La incertidumbre puede afectar negativamente la rentabilidad esperada de la inversión y por lo tanto el crecimiento en el largo plazo. La mayor incertidumbre implica también incertidumbre en los precios relativos, de tal manera que los precios pierden su contenido informativo sobre los precios futuros y los márgenes de comercialización aumentan. Todo esto afecta la asignación eficiente de los recursos y disminuye el crecimiento económico.
3) Una baja inflación incentiva la inversión. Las decisiones económicas más importantes que toman los individuos y las empresas son, usualmente, decisiones de largo plazo: las decisiones de hacer una fábrica, de constituir una empresa, la decisión de educarse, de comprar vivienda. Estas decisiones dependen crucialmente del grado de certidumbre sobre el futuro. Una inflación baja y estable es un indicador de estabilidad macroeconómica que contribuye a que las personas y las empresas tomen decisiones de inversión con confianza.
4) Una inflación baja evita redistribuciones arbitrarias del ingreso y la riqueza, especialmente contra la población más pobre. Los asalariados y las personas jubiladas tienen menos mecanismos para protegerse de la erosión inflacionaria de sus ingresos. Las cláusulas de revisión salarial no siempre existen y si existen se hacen una vez al año. Además, cuanto menor sea el ingreso de las personas, es más probable que tengan menos mecanismos de defensa contra la inflación, como, por ejemplo, la preservación de los ahorros. Por esta razón, una inflación creciente significa una redistribución del ingreso en contra de la población más pobre.
Interesante.
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