WP_Post Object ( [ID] => 4005 [post_author] => 115 [post_date] => 2008-01-15 08:01:45 [post_date_gmt] => 2008-01-15 07:01:45 [post_content] => Según datos publicados ayer por Eurostat, la producción industrial de los 13 países que comparten el euro descendió un 0,5% en noviembre respecto a octubre, debido a las caídas de la producción en las cuatro principales economías de la Eurozona. Así, la producción industrial descendió un 1,0% mensual en Alemania, un 1,5% en Francia, un 0,9% en Italia y un 1,3% en España. Las causas coyunturales de este descenso pueden ser la fortaleza del euro y la desaceleración de la demanda mundial están afectando a la industria de la eurozona. A ello se unen causas estructurales como es la pérdida de productividad con respecto a las nuevas potencias industriales como China. Los resultados publicados hoy refuerzan otros síntomas de debilidad de la industria Europea: la productividad crece de forma menos pronunciada que en EEUU con una presencia cada vez menor de la industria europea en el comercio mundial. Ello se debe a que Europa tiene además una especialización mayor en los sectores industriales tradicionales en detrimento de las nuevas tecnologías a lo que se une una cada vez mayor debilidad del tejido industrial de las PYMES industriales europeas. Además ese diferencial de crecimiento de la productividad entre EEUU y la UE se explica tambiénpor la importancia de las reestructuraciones que se han llevado a cabo en EEUU. Mientras que la productividad de la industria europea aumentaba a un ritmo de 2,6% anual entre 2000 y 2006, en los EEUU crecía a un ritmo que duplicaba el europeo: 4,9%. Este diferencial de crecimiento de la productividad se puede explicar, en gran medida, por el mayor dinamismo del mercado interior americano y por el gran esfuerzo de innovación, racionalización y reestructuración que ha experimentado la industria americana: la demanda interior creció un 14% en términos reales en EEUU frente al 9% en la UE y, sobre todo, la mejora de la productividad americana se debe a que el empleo industrial retrocedió un 15,8% frente a un retroceso del 5,4% en la UE para el periodo 2000 – 2006. Así, por ejemplo, la productividad industrial se ha estancado en países como España e Italia, donde el empleo industrial se ha mantenido constante entre 2000 y 2006. Sin embargo, entre 2000 y 2006 las exportaciones industriales europeas han crecido un 11% de media anual. Dicho de otra forma, el crecimiento mundial y la globalización de los intercambios permiten que la industria europea tienda a vender más fuera de Europa que en Europa. (Aunque las exportaciones chinas han crecido a un ritmo del 25,4% anual). Además hay sectores industriales europeos que sufren más que otros la competencia internacional. Es el caso del sector textil, dónde el empleo y el valor añadido han retrocedido un 19% en la UE. Un sector en el que las importaciones europeas han crecido más rápido que las exportaciones y la competencia internacional lo que ha ejercido una presión a la baja sobre los precios, lo que perjudica a la industria pero beneficia al consumidor. Esta evolución no significa que la industria textil europea esté destinada a desaparecer: sigue siendo el segundo exportador mundial por detrás de China. Pero la apertura de los mercados ha provocado un retroceso doloroso para los productos de baja gama del sector textil. Sin embargo, este es un de los pocos casos en los que la industria europea ha visto mermada su generación de valor añadido, por lo que sería un error generalizar y extenderlo al conjunto de la industria. Existan además ciertas desigualdades entre los Estados miembros de la Eurozona en cuanto a su potencial industrial. Mientras que Alemania, Bélgica y Holanda han incrementado su presencia en el comercio mundial, España, Francia e Italia han experimentado un crecimiento de sus exportaciones industriales inferior al de la media mundial. Es por ello que la preocupación por la competitividad de las empresas industriales europeas es una realidad. El dato publicado ayer, junto con el bajo crecimiento de la productividad, contribuye a aumentar el pesimismo sobre la industria europea y puede suponer un retroceso en el empleo industrial. [post_title] => Debilidad de la industria europea [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => closed [post_password] => [post_name] => debilidad_de_la [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2008-01-15 08:01:45 [post_modified_gmt] => 2008-01-15 07:01:45 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/archives/2008/01/debilidad_de_la.php [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 7 [filter] => raw )
Según datos publicados ayer por Eurostat, la producción industrial de los 13 países que comparten el euro descendió un 0,5% en noviembre respecto a octubre, debido a las caídas de la producción en las cuatro principales economías de la Eurozona. Así, la producción industrial descendió un 1,0% mensual en Alemania, un 1,5% en Francia, un 0,9% en Italia y un 1,3% en España.
Las causas coyunturales de este descenso pueden ser la fortaleza del euro y la desaceleración de la demanda mundial están afectando a la industria de la eurozona. A ello se unen causas estructurales como es la pérdida de productividad con respecto a las nuevas potencias industriales como China. Los resultados publicados hoy refuerzan otros síntomas de debilidad de la industria Europea: la productividad crece de forma menos pronunciada que en EEUU con una presencia cada vez menor de la industria europea en el comercio mundial. Ello se debe a que Europa tiene además una especialización mayor en los sectores industriales tradicionales en detrimento de las nuevas tecnologías a lo que se une una cada vez mayor debilidad del tejido industrial de las PYMES industriales europeas.
Además ese diferencial de crecimiento de la productividad entre EEUU y la UE se explica tambiénpor la importancia de las reestructuraciones que se han llevado a cabo en EEUU. Mientras que la productividad de la industria europea aumentaba a un ritmo de 2,6% anual entre 2000 y 2006, en los EEUU crecía a un ritmo que duplicaba el europeo: 4,9%. Este diferencial de crecimiento de la productividad se puede explicar, en gran medida, por el mayor dinamismo del mercado interior americano y por el gran esfuerzo de innovación, racionalización y reestructuración que ha experimentado la industria americana: la demanda interior creció un 14% en términos reales en EEUU frente al 9% en la UE y, sobre todo, la mejora de la productividad americana se debe a que el empleo industrial retrocedió un 15,8% frente a un retroceso del 5,4% en la UE para el periodo 2000 – 2006. Así, por ejemplo, la productividad industrial se ha estancado en países como España e Italia, donde el empleo industrial se ha mantenido constante entre 2000 y 2006.
Sin embargo, entre 2000 y 2006 las exportaciones industriales europeas han crecido un 11% de media anual. Dicho de otra forma, el crecimiento mundial y la globalización de los intercambios permiten que la industria europea tienda a vender más fuera de Europa que en Europa. (Aunque las exportaciones chinas han crecido a un ritmo del 25,4% anual). Además hay sectores industriales europeos que sufren más que otros la competencia internacional. Es el caso del sector textil, dónde el empleo y el valor añadido han retrocedido un 19% en la UE. Un sector en el que las importaciones europeas han crecido más rápido que las exportaciones y la competencia internacional lo que ha ejercido una presión a la baja sobre los precios, lo que perjudica a la industria pero beneficia al consumidor. Esta evolución no significa que la industria textil europea esté destinada a desaparecer: sigue siendo el segundo exportador mundial por detrás de China. Pero la apertura de los mercados ha provocado un retroceso doloroso para los productos de baja gama del sector textil. Sin embargo, este es un de los pocos casos en los que la industria europea ha visto mermada su generación de valor añadido, por lo que sería un error generalizar y extenderlo al conjunto de la industria.
Existan además ciertas desigualdades entre los Estados miembros de la Eurozona en cuanto a su potencial industrial. Mientras que Alemania, Bélgica y Holanda han incrementado su presencia en el comercio mundial, España, Francia e Italia han experimentado un crecimiento de sus exportaciones industriales inferior al de la media mundial. Es por ello que la preocupación por la competitividad de las empresas industriales europeas es una realidad. El dato publicado ayer, junto con el bajo crecimiento de la productividad, contribuye a aumentar el pesimismo sobre la industria europea y puede suponer un retroceso en el empleo industrial.
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