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    [post_content] => El reciente acuerdo entre el sector hipotecario americano y el Tesoro para retrasar revisiones al alza de hipotecas que cumplan una serie de características (buscando reducir o, más bien, alejar en el tiempo el riesgo de impago) se ha unido al anuncio de intervención coordinada en los mercados monetarios por parte de los principales bancos centrales (FED, BCE, Banco de Inglaterra, Banco Nacional de Suiza y Banco de Canadá). A juzgar por el comportamiento de los mercados financieros, con los tipos de interbancario sin cambios y las bolsas cayendo, el resultado de ambas medidas ha sido escaso. Esto es así, por la escasa relevancia de la primera de las medidas (a los sumo afectará a 100-200 mil familias americanas, cuando en las revisiones hipotecarias van a estar implicadas casi 2 millones) y porque el movimiento coordinado de las autoridades monetarias busca ganar tiempo y que no se le complique más la situación de cara al final de año.

Aunque en las inyecciones de liquidez se aumenten las contrapartidas (FED) y colaterales (FED y Banco de Inglaterra), se realicen en divisas (BCE y Banco Nacional de Suiza) y se incremente el período de vencimiento, nadie puede pensar que de esta manera se puede solucionar un problema de “selección adversa”. Es decir, los bancos no se prestan entre si porque no conocen la exposición real de los demás a todo tipo de financiación estructurada. Eso sólo se puede arreglar con más luz y taquígrafos y no sólo con más dinero para prestar.


Por tanto, se necesita tiempo para ir desapalancando posiciones y para reconsiderar la función de riesgos por parte de los inversores, que hasta ahora han confiado demasiado en las agencias de “ratings”. Todo ello tendrá un coste en términos de financiación y afectará al crecimiento de los próximos trimestres. La desaceleración global está en marcha y será positiva para corregir excesos acumulados y sentar las bases de un nuevo ciclo de crecimiento. Eso nos llevaría a ritmos de avance de la actividad  inferiores a los potenciales, al menos en los próximos 24 meses. Esperemos que con eso sea suficiente.

Por tanto, desgraciadamente, ni los bancos centrales, ni los Tesoros van a tener una pócima mágica en sus manos para transmitir la seguridad de la que hacía gala el Hidalgo Caballero cuando decía:

“No tengas pena amigo, que yo haré agora el bálsamo precioso con que sanaremos en un abrir y cerrar de ojos”.



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14
Dic

El Bálsamo de Fierabrás

Escrito el 14 diciembre 2007 por José Ramón Diez Guijarro en Uncategorized

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Aunque en las inyecciones de liquidez se aumenten las contrapartidas (FED) y colaterales (FED y Banco de Inglaterra), se realicen en divisas (BCE y Banco Nacional de Suiza) y se incremente el período de vencimiento, nadie puede pensar que de esta manera se puede solucionar un problema de “selección adversa”. Es decir, los bancos no se prestan entre si porque no conocen la exposición real de los demás a todo tipo de financiación estructurada. Eso sólo se puede arreglar con más luz y taquígrafos y no sólo con más dinero para prestar.


Por tanto, se necesita tiempo para ir desapalancando posiciones y para reconsiderar la función de riesgos por parte de los inversores, que hasta ahora han confiado demasiado en las agencias de “ratings”. Todo ello tendrá un coste en términos de financiación y afectará al crecimiento de los próximos trimestres. La desaceleración global está en marcha y será positiva para corregir excesos acumulados y sentar las bases de un nuevo ciclo de crecimiento. Eso nos llevaría a ritmos de avance de la actividad  inferiores a los potenciales, al menos en los próximos 24 meses. Esperemos que con eso sea suficiente.

Por tanto, desgraciadamente, ni los bancos centrales, ni los Tesoros van a tener una pócima mágica en sus manos para transmitir la seguridad de la que hacía gala el Hidalgo Caballero cuando decía:

“No tengas pena amigo, que yo haré agora el bálsamo precioso con que sanaremos en un abrir y cerrar de ojos”.



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Aunque en las inyecciones de liquidez se aumenten las contrapartidas (FED) y colaterales (FED y Banco de Inglaterra), se realicen en divisas (BCE y Banco Nacional de Suiza) y se incremente el período de vencimiento, nadie puede pensar que de esta manera se puede solucionar un problema de “selección adversa”. Es decir, los bancos no se prestan entre si porque no conocen la exposición real de los demás a todo tipo de financiación estructurada. Eso sólo se puede arreglar con más luz y taquígrafos y no sólo con más dinero para prestar.


Por tanto, se necesita tiempo para ir desapalancando posiciones y para reconsiderar la función de riesgos por parte de los inversores, que hasta ahora han confiado demasiado en las agencias de “ratings”. Todo ello tendrá un coste en términos de financiación y afectará al crecimiento de los próximos trimestres. La desaceleración global está en marcha y será positiva para corregir excesos acumulados y sentar las bases de un nuevo ciclo de crecimiento. Eso nos llevaría a ritmos de avance de la actividad inferiores a los potenciales, al menos en los próximos 24 meses. Esperemos que con eso sea suficiente.

Por tanto, desgraciadamente, ni los bancos centrales, ni los Tesoros van a tener una pócima mágica en sus manos para transmitir la seguridad de la que hacía gala el Hidalgo Caballero cuando decía:

“No tengas pena amigo, que yo haré agora el bálsamo precioso con que sanaremos en un abrir y cerrar de ojos”.

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