Me pregunta Apolonio, en un comentario al post ¿Cuál es el secreto de la calidad de enseñanza? , que relación existe entre la investigación y la docencia.
Es sabido que los profesores de universidad y de también los de las escuelas de negocios nos dedicamos a la docencia y a la investigación. Sin embargo, en el conjunto de la docencia, la fracción de tiempo que un profesor dedica a exponer los resultados concretos de su investigación representa una parte muy pequeña del tiempo total dedicado a la enseñanza. En esas condiciones surge la siguiente pregunta: ¿Por qué continúa siendo importante la labor investigadora? A mi me parece que la labor investigadora tiene una influencia muy importante sobre el contenido de la labor docente.
Esta influencia se basa en tres aspectos: a) Aquellos profesores que realizan investigación tienen una probabilidad mayor de explicar un curso (una asignatura), cuyo contenido sea actual, que aquellos otros que no investigan; b) Ante la aparición de nuevas ideas, aquellos profesores que investigan tienen mayor capacidad para decidir cuáles de ellas constituyen nuevas corrientes de pensamiento original que añaden valor al corpus del conocimientos y cuales no; y c) Además, los docentes que investigan se ven forzados a ahondar en la justificación de sus argumentos, a la vez que deben contrastar su validez contra las ideas de las otras corrientes imperantes, lo cual lleva a los investigadores a conocer todo el espectro de las nuevas líneas de pensamiento científico.
Uno de los problemas a los que se enfrenta la enseñanza es que existe cierta ignorancia por parte de sus consumidores (alumnos) sobre la calidad de la docencia que reciben en los centros universitarios y escuelas de negocios. Si los estudiantes tuviesen capacidad para saber que el contenido de algunas asignaturas, de determinados centros docentes no está actualizado, no tendrían incentivos para matricularse en esas asignaturas. Bajo esta premisa, la Universidad tampoco tiene incentivos para mantener esas asignaturas.
El problema para cualquier Universidad es que le resulta muy difícil obtener una información veraz sobre el contenido preciso y el valor de los cursos que imparten sus profesores, y en consecuencia le es muy difícil conocer la calidad del profesorado de que dispone, para cumplir con las tareas que le han encargado los clientes (alumnos, padres, empresas y, en general, la sociedad). Sin embargo, la cantidad y calidad de la investigación que se lleva a cabo en las escuelas de negocio y universidades permite obtener un indicador sobre cuál es la preparación de sus profesores y, por tanto, sobre el valor de sus asignaturas (o sea sobre su productividad).
Hay varios estudios que muestran que aquellos estudiantes que obtienen sus titulaciones en centros universitarios que realizan una cantidad mayor de investigación tienden a ganar salarios más elevados que aquellos estudiantes que obtienen sus titulaciones en centros en los que se realiza una menor cantidad de investigación. Por otro lado, la teoría del capital humano explica que hay una correlación entre la cantidad de investigación que se realiza en la Universidad y la cantidad de conocimientos que adquieren los estudiantes, a pesar de que como se ha indicado, normalmente, los profesores dedican poco tiempo a explicar el contenido de sus investigaciones a los alumnos.
En resumen, contestando a Apolonio, la investigación realizada en una Universidad permite obtener algunas señales sobre la cantidad y calidad de los conocimientos científicos que poseen quienes se dedican a la docencia. En este sentido, si las autoridades universitarias desean que se imparta una elevada calidad en sus enseñanzas, deben proveer de los medios económicos necesarios que permitan maximizar la labor investigadora de sus profesores.
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