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    [post_content] => En 1970, en términos de PIB per cápita, Dinamarca era el tercer país más rico del mundo, superado solo por Estados Unidos y Suiza. En 2003- después de más de treinta años de estado del bienestar- Dinamarca cayó al séptimo puesto y aumentó sensiblemente su tasa de paro. Un artículo (titulado Nordic Stars) de CHRESTEN ANDERSON publicado por The Wall Street Journal señala que gracias a los cambios recientes realizados en el mercado laboral danés (mayor flexibilidad en el despido,  limitar el tiempo de percepción del subsidio de paro, obligar a los desempleados a cursar programas de formación para que puedan cobrar el subsidio de paro, perder dicho subsidio si el parado rechaza una oferta de trabajo, etc.) el país nórdico ha reducido substancialmente la tasa de desempleo situándola en el 3,9% en 2006 . Además Dinamarca ha recuperado, en 2006, su tercera posición como país más rico del mundo después de Noruega y Suiza.


Podría parecer que el modelo danés sigue las premisas del modelo anglosajón, lo cual, es solo una verdad a medias. Y lo es porque el modelo danés no prescinde del estado de bienestar característico de los miembros de la UE y, sobre todo, de los países nórdicos. Dinamarca posee una seguridad social financiada por el estado que concede un subsidio de desempleo relativamente alto. Existe, además, un fondo para desempleados que se financia a través de aportaciones de los trabajadores. Pero quizás, el aspecto más estratégico en cuanto al éxito del modelo danés, sea su eficaz política activa de trabajo (formación profesional y reconversión de oficios para los parados). Los desempleados daneses tienen derecho (subsidio de paro) pero también obligaciones. Dichas obligaciones pasan por tratar de encontrar empleo de forma activa o capacitarse para tal cometido, realizando todos los procesos de  formación que sean pertinentes. La política en cuestión está tan bien concebida que resulta difícil que un ciudadano pueda abusar del sistema (algo que sucede bastante en España y tal como vimos en el último post en Suecia). Si un parado, que cobra el subsidio, al cabo de tres meses sigue sin empleo, se le obliga a ocupar un puesto de trabajo que esté libre.


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9
Abr

El modelo danés

Escrito el 9 abril 2007 por en Unión Europea

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Podría parecer que el modelo danés sigue las premisas del modelo anglosajón, lo cual, es solo una verdad a medias. Y lo es porque el modelo danés no prescinde del estado de bienestar característico de los miembros de la UE y, sobre todo, de los países nórdicos. Dinamarca posee una seguridad social financiada por el estado que concede un subsidio de desempleo relativamente alto. Existe, además, un fondo para desempleados que se financia a través de aportaciones de los trabajadores. Pero quizás, el aspecto más estratégico en cuanto al éxito del modelo danés, sea su eficaz política activa de trabajo (formación profesional y reconversión de oficios para los parados). Los desempleados daneses tienen derecho (subsidio de paro) pero también obligaciones. Dichas obligaciones pasan por tratar de encontrar empleo de forma activa o capacitarse para tal cometido, realizando todos los procesos de  formación que sean pertinentes. La política en cuestión está tan bien concebida que resulta difícil que un ciudadano pueda abusar del sistema (algo que sucede bastante en España y tal como vimos en el último post en Suecia). Si un parado, que cobra el subsidio, al cabo de tres meses sigue sin empleo, se le obliga a ocupar un puesto de trabajo que esté libre.


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En 1970, en términos de PIB per cápita, Dinamarca era el tercer país más rico del mundo, superado solo por Estados Unidos y Suiza. En 2003- después de más de treinta años de estado del bienestar- Dinamarca cayó al séptimo puesto y aumentó sensiblemente su tasa de paro. Un artículo (titulado Nordic Stars) de CHRESTEN ANDERSON publicado por The Wall Street Journal señala que gracias a los cambios recientes realizados en el mercado laboral danés (mayor flexibilidad en el despido, limitar el tiempo de percepción del subsidio de paro, obligar a los desempleados a cursar programas de formación para que puedan cobrar el subsidio de paro, perder dicho subsidio si el parado rechaza una oferta de trabajo, etc.) el país nórdico ha reducido substancialmente la tasa de desempleo situándola en el 3,9% en 2006 . Además Dinamarca ha recuperado, en 2006, su tercera posición como país más rico del mundo después de Noruega y Suiza.


Podría parecer que el modelo danés sigue las premisas del modelo anglosajón, lo cual, es solo una verdad a medias. Y lo es porque el modelo danés no prescinde del estado de bienestar característico de los miembros de la UE y, sobre todo, de los países nórdicos. Dinamarca posee una seguridad social financiada por el estado que concede un subsidio de desempleo relativamente alto. Existe, además, un fondo para desempleados que se financia a través de aportaciones de los trabajadores. Pero quizás, el aspecto más estratégico en cuanto al éxito del modelo danés, sea su eficaz política activa de trabajo (formación profesional y reconversión de oficios para los parados). Los desempleados daneses tienen derecho (subsidio de paro) pero también obligaciones. Dichas obligaciones pasan por tratar de encontrar empleo de forma activa o capacitarse para tal cometido, realizando todos los procesos de formación que sean pertinentes. La política en cuestión está tan bien concebida que resulta difícil que un ciudadano pueda abusar del sistema (algo que sucede bastante en España y tal como vimos en el último post en Suecia). Si un parado, que cobra el subsidio, al cabo de tres meses sigue sin empleo, se le obliga a ocupar un puesto de trabajo que esté libre.

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