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    [post_content] => Siguiendo con la discusión que menteníamos en "Los maltusianos (2)"  me gustaría añdir que, en el cálculo de la renta per cápita, por definición, el nacimiento de una oveja representa un incremento de nivel de vida, mientras que el nacimiento de un niño supone un descenso.  Siguiendo este razonamiento, en muchas discusiones sobre desarrollo económico se considera al aumento de la natalidad más como una maldición que como una bendición. Esta concepción maltusiana refleja que el crecimiento de la población es muchas veces un resultado de factores no controlados más que un conjunto de decisiones y acciones humanas libres. Sin embargo, a gran número de personas les gusta tener hijos. La procreación también rinde una renta psíquica evidente, de la que la gente disfruta y que en su opinión ese beneficio supera el coste reflejado en la reducción de la renta per capita de la familia. La satisfacción de la familia, no queda disminuida aunque tener hijos reduzca el valor numérico de la renta nacional per capita.


Sin embargo, a pesar de ser un tema muy personal a menudo se cree que tener hijos, aunque sean pocos, es un acto antisocial, especialmente en los países subdesarrollados. Por ejemplo, en algunos países se ha adoptado el slogan que tener más de dos hijos es una injusticia para la nación.  En China tener más de un hijo es antipatriótico. Este tipo de política maltusiana implica que si una familia tiene más de 2 niños ello supone una carga para el resto de la comunidad. Los natalistas dicen que eso no es así.  Los natalistas señalan que no es ninguna carga para el resto de la comunidad sobretodo si los padres soportan el coste de criar y educar a los hijos.  Si ellos no soportan todos esos costes, entonces hay una parte de la carga que recae en la sociedad en su conjunto hasta que los hijos se vuelvan autosuficientes.  El nacimiento de un niño, pues, siempre reducirá momentáneamente la renta nacional per capita, incluso si se trata de un solo hijo. Pero el que reduzca o no la renta nacional per capita del país a lo largo del período de vida de la persona dependerá de si su aportación personal, a la renta nacional a lo largo de su vida, supera o no al promedio nacional, lo cual depende de muchos factores. De ahí la necesidad, cuando se analiza el crecimiento poblacional, de utilizar un planteamiento dinámico evitando planteamientos estáticos como el de la renta per cápita.


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21
Feb

Los maltusianos (3)

Escrito el 21 febrero 2007 por en Uncategorized

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Sin embargo, a pesar de ser un tema muy personal a menudo se cree que tener hijos, aunque sean pocos, es un acto antisocial, especialmente en los países subdesarrollados. Por ejemplo, en algunos países se ha adoptado el slogan que tener más de dos hijos es una injusticia para la nación.  En China tener más de un hijo es antipatriótico. Este tipo de política maltusiana implica que si una familia tiene más de 2 niños ello supone una carga para el resto de la comunidad. Los natalistas dicen que eso no es así.  Los natalistas señalan que no es ninguna carga para el resto de la comunidad sobretodo si los padres soportan el coste de criar y educar a los hijos.  Si ellos no soportan todos esos costes, entonces hay una parte de la carga que recae en la sociedad en su conjunto hasta que los hijos se vuelvan autosuficientes.  El nacimiento de un niño, pues, siempre reducirá momentáneamente la renta nacional per capita, incluso si se trata de un solo hijo. Pero el que reduzca o no la renta nacional per capita del país a lo largo del período de vida de la persona dependerá de si su aportación personal, a la renta nacional a lo largo de su vida, supera o no al promedio nacional, lo cual depende de muchos factores. De ahí la necesidad, cuando se analiza el crecimiento poblacional, de utilizar un planteamiento dinámico evitando planteamientos estáticos como el de la renta per cápita.


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Siguiendo con la discusión que menteníamos en «Los maltusianos (2)» me gustaría añdir que, en el cálculo de la renta per cápita, por definición, el nacimiento de una oveja representa un incremento de nivel de vida, mientras que el nacimiento de un niño supone un descenso. Siguiendo este razonamiento, en muchas discusiones sobre desarrollo económico se considera al aumento de la natalidad más como una maldición que como una bendición. Esta concepción maltusiana refleja que el crecimiento de la población es muchas veces un resultado de factores no controlados más que un conjunto de decisiones y acciones humanas libres. Sin embargo, a gran número de personas les gusta tener hijos. La procreación también rinde una renta psíquica evidente, de la que la gente disfruta y que en su opinión ese beneficio supera el coste reflejado en la reducción de la renta per capita de la familia. La satisfacción de la familia, no queda disminuida aunque tener hijos reduzca el valor numérico de la renta nacional per capita.


Sin embargo, a pesar de ser un tema muy personal a menudo se cree que tener hijos, aunque sean pocos, es un acto antisocial, especialmente en los países subdesarrollados. Por ejemplo, en algunos países se ha adoptado el slogan que tener más de dos hijos es una injusticia para la nación. En China tener más de un hijo es antipatriótico. Este tipo de política maltusiana implica que si una familia tiene más de 2 niños ello supone una carga para el resto de la comunidad. Los natalistas dicen que eso no es así. Los natalistas señalan que no es ninguna carga para el resto de la comunidad sobretodo si los padres soportan el coste de criar y educar a los hijos. Si ellos no soportan todos esos costes, entonces hay una parte de la carga que recae en la sociedad en su conjunto hasta que los hijos se vuelvan autosuficientes. El nacimiento de un niño, pues, siempre reducirá momentáneamente la renta nacional per capita, incluso si se trata de un solo hijo. Pero el que reduzca o no la renta nacional per capita del país a lo largo del período de vida de la persona dependerá de si su aportación personal, a la renta nacional a lo largo de su vida, supera o no al promedio nacional, lo cual depende de muchos factores. De ahí la necesidad, cuando se analiza el crecimiento poblacional, de utilizar un planteamiento dinámico evitando planteamientos estáticos como el de la renta per cápita.

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