Estamos en fechas donde hay una predisposición al buen ambiente y la felicidad. Debe ser por eso que tras bajarse el telón de la Cumbre de Copenhague, todos los esfuerzos y dinero invertidos durante dos años en la preparación de la reunión se han volatilizado en segundos sin ningún tipo de propuesta concreta.
El ministro sueco de Medio Ambiente, Andreas Calgren calificó, la cumbre de la capital danesa como ” un gran fracaso, del que tenemos que aprender
El acuerdo final de Copenhague ha quedado en muy poco y apenas reproduce los compromisos con los que concurría cada parte. No especifica cifras de reducción de emisiones ni para 2020, ni para 2050 y se limita a mencionar intenciones como “debemos aumentar la cooperación contra el cambio climático, para sujetar el aumento de la temperatura por debajo de 2ºC” o “estamos de acuerdo en que son necesarios profundos recortes de las emisiones globales”.
Ya se habla de la Cumbre de México en el 2010 con lo que este tipo de encuentros pueden terminar convirtiéndose en una relación interminable de ponencias, muy similares entre sí, en las que los asistentes desean desde el primer minuto que termine cuanto antes. En definitiva reuniones que preparan la siguiente reunión.
¿Qué ha sucedido realmente?
El objetivo era llegar a un acuerdo que sustituya el alcanzado en Kyoto en 1997 y que expira en el 2012.
La Unión Europea y EE.UU. no eran partidarios de prolongar el Protocolo de Kyoto, aunque la postura europea era más flexible que la norteamericana. El gobierno norteamericano está más preocupado en sacar a su país de la crisis, que en tomar medidas impopulares para particulares y empresas como puede ser un impuesto sobre los carburantes que afecta al transporte de mercancías y a los votantes
La principal dificultad estriba en que Kyoto no obliga a economías que en 1997 se consideraban en desarrollo pero que hoy han alcanzado un nivel de desarrollo muy elevado (China, India y Brasil, principalmente).
En el mundo globalizado que vivimos preocupaciones como el medioambiente o los derechos de los trabajadores parecían limitadas a los países más ricos de la OCDE. En el 2010 nos encontramos con la fortaleza y competencia que ofrecen a estos, economías hace poco consideradas emergentes y que actualmente lideran el crecimiento mundial. La visión pragmática estadounidense se enfrenta con la visión más idealista de la UE. La realidad es que unos y otros dependen de la financiación asiática y temen la exportación masiva de productos desde China a sus mercados locales. La cuestión medioambiental es un problema de todos no sólo de aquellos que en este momento tienen una renta per capita más alta.
Feliz Navidad
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