Alemania ha estrenado el año 2007 con una subida del IVA del 16% al 19% para la mayoría de los bienes y servicios. También aumentan las cuotas que los trabajadores satisfacen a la Seguridad Social y se reducen algunas de las desgravaciones que las se beneficiaban empleados y autónomos. Con estas medidas, el gobierno de coalición que encabeza Angela Merkel, espera incrementar la recaudación en 20.000 millones de euros, para sanear las maltrechas cuentas públicas. Alemania, que para garantizar la ortodoxia fiscal en la zona euro fue la abanderada del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), lleva cuatro años seguidos incumpliéndolo, es decir, su déficit público supera desde 2002 el límite del 3% del PIB que establece el Pacto. En 2006, parece que por fin volverá al redil, pues se estima que su déficit acabará rondando el 2,7%.
Las razones que han motivado el incumplimiento del PEC, vienen motivadas por el estancamiento en el que se haya sumida la economía germana desde 2001. Pero aún hay otro dato peor: desde 1995 las tasas de crecimiento alemanas han sido las segundas más bajas de la Unión Europea; sólo Italia ha crecido menos. En 2006, parece que la cosa se ha animado un poco, puesto que se espera que el PIB haya aumentado en una horquilla entre el 2,3%-2,6%, la mejor tasa desde hace seis años. Este mayor crecimiento ha permitido que haya 600. 000 parados menos que hace un año, pero aún así, la cifra de desempleados alcanza los 4 millones de personas, un 9,6% de la población activa; pero eso a nivel estatal, porque mientras que en el oeste la tasa de paro es del 8%, en los landers que formaban parte de la extinta República Democrática Alemana, el desempleo se sitúa en el 15,7%.
Por tanto, en un entorno de recuperación económica, resulta chocante la medida del gobierno alemán. Los analistas vaticinan que, debido a la reducción del consumo que provocarán los mayores impuestos, el crecimiento en 2007 disminuirá hasta el 1,7%. Y lo que es peor: un reciente estudio prevé la pérdida de 190.000 empleos en los próximos tres años. Además, todo apunta a que el euro seguirá muy apreciado frente al dólar, – lo que perjudica al potente sector exportador alemán -, y a que el Banco Central Europeo seguirá subiendo los tipos de interés, lo que afectará a los ciudadanos y a las empresas.
En 2007, Alemania tendrá un protagonismo destacado en la escena internacional. Durante el primer semestre preside la Unión Europea, y Merkel ha anunciado que su objetivo es diseñar una hoja de ruta que desatasque el embrollo en el que se encuentra la Constitución Europea, tras la victoria del NO en los referéndum de Francia y Holanda. También preside este año el G-8, el club que reúne a los siete países más ricos del mundo y a Rusia. En un año con tantas posibilidades de lucirse políticamente, el gobierno alemán puede ver ensombrecida su gestión si la subida de impuestos frena la recuperación económica. En este contexto, ¿no parece ilógica la subida del IVA? . ¿No sería más efectivo reducir el gasto público, en vez de subir los impuestos, para sanear las cuentas públicas?
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