Durante décadas los costes y por tanto los precios de los productos agrarios europeos, incluidos los lácteos, han estado por encima de los del resto del mundo. Para mantener las producciones agrarias la Unión Europea (UE), a través de la Política Agraria Común (PAC), ha dado subvenciones a los agricultores. De esta forma pueden o podían competir en un mercado mundial en el que los precios de los alimentos eran más bajos que en Europa. Pero desde el año pasado con la subida global de precios de los alimentos, se comenzaron a reducir las subvenciones agrarias. El caso mas espectacular ha sido el de la leche. Se ha cancelado por completo el programa europeo de subvenciones a los lácteos. La última subvención, dirigida a los productores de mantequilla, fue eliminada en este mes de julio.
Los altos precios de la leche, un 35% superiores a los que había hace tan sólo un año, están incentivando a los propietarios españoles a pagar cantidades desorbitadas por las vacas (a veces más de 2.500 euros por cada animal). Los ganaderos españoles, que antes compraban reses en Alemania, Francia y Holanda, lo hacen ahora en Inglaterra, Austria, Suiza, Chequia y Suecia. En ello han influido las restricciones impuestas a la exportación en países como Alemania u Holanda, como medida preventiva para evitar la extensión de la enfermedad de la lengua azul, junto con la escasez de vacas en Francia, mercado tradicional en los últimos años. Ambas circunstancias están provocando un importante desabastecimiento en toda Europa de vacas lecheras, que se traduce en continuas caídas en la producción láctea y en un aumento progresivo de los precios.
Esta historia de la leche viene a cuento porque en este blog de economía venimos predicando desde hace tiempo sobre la necesidad de eliminar el sistema europeo de subvenciones y ayudas agrarias que lo único que genera son barreras a las importaciones de los productos agrícolas procedentes del Tercer Mundo. Es sabido que la PAC es claramente proteccionista y una de las mayores aberraciones de la UE. Es importante darse cuenta que los países pobres lo que necesitan de Europa no es tanta ayuda, sino que se les facilite el comercio que les permita obtener las divisas que necesitan para pagar su deuda, asegurar su desarrollo y financiar sus importaciones. En este sentido, la UE debe reducir sus barreras a las importaciones de alimentos y materias primas procedentes de los países pobres.
Ahora gracias a la creciente demanda global de alimentos y la presión para desviar cosechas hacia la fabricación de biocombustibles están subiendo los precios mundiales de los alimentos (incluida la leche) convergiendo con los europeos lo que permite ir desmantelando la PAC. Se conseguirá así, no solo que los europeos dejemos de pagar el excesivo coste de la PAC, sino también eliminar los excedentes de productos agrarios que esta política generaba. ¿La subida de los precios de los alimentos eliminará las subvenciones agrarias?
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