Los datos que vamos a ir conociendo en las próximos dos trimestres confirmarán un fuerte ajuste de la actividad. En esta segunda etapa de la crisis se percibirán los efectos sobre el consumo y la inversión de la restricción crediticia provocada por las turbulencias financieras que se iniciaron en verano de 2007. Y ninguna región del mundo podrá mantenerse al margen de este fuerte enfriamiento. Sólo hay que repasar algunos datos publicados en los últimos días:
– En EEUU, la economía decreció un 0,3% en términos anualizados en el tercer trimestre del año. Pero lo más preocupante es que el consumo se anota la primera caída desde 1991 y el peor registro desde 1980: -3,1% anualizado, lo que responde a la fuerte caída de la riqueza –acciones (-40%) e inmuebles (-16%)- y al continuo deterioro del mercado laboral (se han destruido 760.000 empleo en lo que llevamos de año). Hay que recordar que en la última recesión (2001) el gasto de las familias americanas no retrocedió gracias al endeudamiento, facilitado por unos niveles de tipos excesivamente bajos (1%). El resultado de esta larga etapa expansiva del gasto privado americano es que la tasa de ahorro de las familias es sólo algo superior al 1%. O, lo que es lo mismo, los consumidores han vivido por encima de sus posibilidades y ahora toca apretarse el cinturón, lo que provocará la entrada en recesión de la economía americana.
– En España, las fuertes caídas de las ventas minoristas en los últimos meses (-7,2% interanual en septiembre), el intenso ajuste del empleo (-0,9% en tasa interanual según EPA en el 2T) y algunas noticias como el probable descenso de las ventas del Corte Inglés este año, por primera vez en la historia, también anticipan la caída del consumo y del PIB en los próximos trimestres. Así parece opinar el Banco de España, que esta mañana en su Informe trimestral de la economía española, adelanta un crecimiento interanual en el tercer trimestre del 0,9%, consistente con una caída trimestral del 0,2%. Sería el primer retroceso del PIB en 15 años. Sólo una aportación positiva de 0,6 puntos porcentuales de la demanda externa (como en EEUU), compensaría en parte el fuerte ajuste de la demanda nacional que ya sólo crece un 0,3% en términos interanuales.
A grandes males, grandes remedios y, las autoridades siguen utilizando todos los grados de libertad de la política económica, a la vez que se reactiva la importancia de las instituciones supranacionales con el FMI a la cabeza para ayudar a los países emergentes.
– Vuelven a bajar los tipos del interés, desde el 1,5% al 1% en EEUU y, lo más sorprendente, del 0,5% al 0,3% en Japón. La efectividad de estas medidas empieza a ser muy limitada y el riesgo de una “trampa de la liquidez” elevado. No digamos nada si alguien piensa en la posibilidad de un proceso deflacionista que pueda terminar aumentando los tipos reales, pese a tener nominales próximos a cero. Pero indudablemente se debe utilizar toda la munición en una situación como la actual.
El siguiente paso de los bancos centrales será prestar directamente, como ha empezado a realizar la FED esta semana al comprar deuda privada (papel comercial) directamente en el mercado. Esta intervención permitió aumentar el volumen cruzado cada día en el mercado de 7.000 a 67.000 millones de dólares. Esta intervención teniendo en cuenta la importancia que tiene el papel comercial para la financiación de las empresas americanas explicaría la subida de las bolsas de las última semana (la bajada de tipos estaba muy descontada).
-La delicada situación de los emergentes, sobre todo, de aquellos países con mayor dependencia del ahorro internacional ha obligado a que el FMI ponga en marcha de manera urgente una línea de financiación (100.000 millones de dólares) a corto plazo (3 meses) a los emergentes con problemas de liquidez. Para evitar la “estigmatización” de estos países, no se harán públicas las ayudas. Además, la FED ha abierto una línea de crédito swap de divisas con los bancos centrales de Brasil, México, Corea del Sur y Singapur por un importe de 30.000 millones de dólares a cada país.
¿Serán suficientes estas medidas para evitar la recesión generalizada? Me temo que no. A partir de ahora, es el turno de la política fiscal. El objetivo debe ser poner las bases para una recuperación a partir de 2010 y limitar el daño a corto plazo sobre la actividad real. Y, sobre todo, reducir al mínimo la probabilidad de una deflación. Parece que la FED lo tiene claro, veremos la semana que viene cómo está de cintura el BCE.
Comentarios