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Según cuenta la Biblia, Joseph, undécimo hijo de Jacob, acumuló maíz en las tierras de Egipto en previsión de los siete años de hambruna que estaban por venir. Desde entonces hasta hoy, las cosechas y materias primas han sido almacenadas y los comerciantes han buscado sus ganancias especulando con la oferta y la demanda de estos bienes, una práctica a menudo condenada éticamente a lo largo de la historia.


Cada vez son más las voces que se alzan contra la especulación de bancos de inversión, hedge funds, inversores institucionales, etc. como responsables de buena parte de la inflación en el petróleo y los alimentos. Entre los defensores de esa idea podemos encontrar postulantes tan diversos como la OPEP o el Senado de EEUU, cuyo Comité de Comercio se está planteando limitar la participación de los grandes inversores institucionales en los mercados de commodities. El pasado martes este panel escuchó con atención la ponencia del liberal George Soros, defendiendo esa misma tesis.

Recientemente The Economist publicaba un interesante artículo cuestionando tal planteamiento, que animo a nuestros lectores a comentar en este foro.

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